Suele el pastor que duerme prevenido
despertar al ladrido de algún perro,
que sigue el fiero lobo por un cerro,
animoso, tenaz y embravecido.
Reconoce el ganado en el sonido
del destemplado y rústico cencerro,
y en la limpia sartén de tosco hierro
prepara el desayuno apetecido.
Ordeña en tarros la abundante leche
forma después el queso delicioso,
abre la red y suelta su ganado;
y como alli no hay nadie que le aceche,
templa el tosco rabel, y con reposo
canta su amor alegre y sosegado.
Autor: Francisco Gregorio de Salas
“Pastor que apacenta su rebaño”. Jean Francois Millet