- El ingeniero dice: “Yo hice el proyecto de repoblación y mandé plantar”.

- Dice el contribuyente: “Yo di recursos para los trabajos; por tanto, yo hice el monte”.

- Dice el jornalero: “Yo abrí los hoyos y esparcí la simiente. A mi se debe que exista repoblado”.

- Dice el suelo: “Yo di espacio para que germinase la

semilla y arraigaran las plantas”.

- Dice el aire: “Yo acaricio las hojas de los árboles y les ofrezco el carbono que necesitan para que puedan formar materia orgánica y el oxígeno para que respiren. Por mi existe el monte”.

- Dice el sol: “Soy el padre de la vida, pues doy a los árboles la energía necesaria para nutrirse y crecer. Sin mí, nacerían pálidos y a poco morirían. Yo hice el monte”.

- Dijo la nube: “Yo traigo agua del Océano para que los árboles produzcan savia, que luego transforman en su propia substancia. Si no lloran cuando tardo en llegar, es porque entonces carecen de líquido con que formar las lágrimas. Donde hay vegetación a mí se debe”.

El que dió la inteligencia al ingeniero, recursos al contribuyente, fuerza al sembrador, hizo producir semillas, creó la tierra que sustenta la planta, el aire que respira, el sol que le da verdura y el agua que la fertiliza, calla y sigue gobernando el mundo.

¡Humillemos la Cabeza!


D. Ricardo Codorniú y Stárico “Ingeniero de Montes”

Bibliografía Consultada:

  • Codorniú, Ricardo. “Doce Árboles. Narraciones que dedica a sus doce nietos un forestal en servicio activo“. Imprenta de El Tiempo. Murcia. 1914.