Trabajos de inventario forestal en montes gestionados por la Comunidad Autónoma de Andalucía: pasado, presente y futuro.

Esp3_ Trabajos de inventario forestal en montes gestionados por la Comunidad Autonoma de AndaluciaFrancisco Javier Madrid, Director general de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía

RESUMEN
La gestión forestal sostenible requiere un conocimiento preciso de los montes objeto de tratamiento y planificación. En el siguiente artículo se describen, de forma resumida, los trabajos de inventario forestal realizados por la Dirección General de Gestión del Medio Natural de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Estos inventarios están inicialmente planteados en el proceso de elaboración de Proyectos o Planes Técnicos de ordenación de montes bajo gestión pública, si bien la información recopilada y generada en los mismos resulta de utilidad para otros estudios y trabajos que demanden información cuantitativa y cualitativa sobre la cubierta forestal.

La ordenación forestal es la planificación espacio-temporal de las actuaciones que son necesarias desarrollar sobre un monte, durante un plazo variable, para alcanzar los objetivos de su propietario y satisfacer, simultáneamente, las demandas de la sociedad, expresadas a través de la legislación ambiental.

La ordenación de montes constituye la mejor garantía para alcanzar la sostenibilidad de los recursos naturales, la multifuncionalidad de nuestros montes, la compatibilidad entre los distintos usos y el incremento de los beneficios económicos y socioculturales que aportan a toda la sociedad. Así, entre los objetivos de estos proyectos destacan la persistencia, conservación y mejora de las masas forestales, la obtención del máximo número de utilidades, el aumento de la capacidad productiva de los recursos, la constancia de rentas, el mantenimiento o aumento de la capacidad protectora del vuelo, la regulación del ciclo hidrológico, la mejora de la oferta de uso público y el incremento de la biodiversidad.

ANTECEDENTES
Andalucía es una Comunidad Autónoma eminentemente forestal. Muestra de ello es que algo más de cuatro millones y medio de hectáreas tienen esta consideración, lo que supone más de la mitad de su superficie autonómica. Esta realidad lleva aparejada una larga tradición en gestión forestal, tal y como constatan los primeros trabajos de ordenación de montes tan emblemáticos como El Robledal y La Sauceda, Navahondona, Río Madera o Guadahornillos, que se remontan a finales del siglo XIX.

Esta actividad planificadora se vio frenada a mediados del siglo XX, retomándose de nuevo con intensidad en la década de los noventa de dicho siglo. Actualmente, la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, y de acuerdo con los principios marcados por el Plan Forestal Andaluz, la Ley 2/92, Forestal de Andalucía y la Ley 43/03, de Montes, desarrolla de forma continuada una línea de trabajo de ordenación de terrenos forestales bajo gestión pública (tanto patrimoniales de la Comunidad Autónoma de Andalucía como los de Ayuntamientos y particulares que mantienen un convenio vigente con la Administración). La redacción de estos proyectos se realiza conforme a las Instrucciones Generales de Ordenación de Montes de la Comunidad Autónoma de Andalucía (en adelante IGOMCAA), aprobadas mediante Orden de 26 de enero de 2004, así como la restante normativa ambiental de carácter sectorial.

En la actualidad, la superficie de monte público ordenada o en fase de ordenación asciende a cerca de 782.000 hectáreas, lo que supone algo más del 60 % del total superficial público.

REQUERIMIENTOS DE INVENTARIO FORESTAL PARA LA ORDENACIÓN DE MONTES
Ordenar un monte no es más que organizar en el espacio y en el tiempo todas las actuaciones y aprovechamientos a realizar para conseguir unos objetivos determinados. Para ello no basta con redactar un proyecto de ordenación, sino que es preciso aplicarlo, desarrollarlo y contrastarlo periódicamente para conseguir acercar el monte al modelo teórico propuesto dicha planificación. En el proceso de redacción y planificación es esencial basarse en un estudio detallado de las condiciones iniciales de las que parten los sistemas forestales (no solo en cuanto a su vegetación, sino de las condiciones ambientales, económicas y sociales que inciden en el mismo).

Inventariar un monte es hacer una descripción completa y detallada de cómo es y cómo se encuentra dicho monte en el momento del estudio. Esta información puede ser de muy distinta índole en función de las características específicas del sistema forestal que se maneje, por un lado, y de los usos y aprovechamientos que se pretendan obtener del mismo,por otro.

Las IGOMCAA dedican la SECCION 2.a INVENTARIOS (dentro del CAPÍTULO SEGUNDO: EVALUACIÓN DE RECURSOS Y FUNCIONES que se incluye en el TÍTULO PRIMERO: INVENTARIO) al inventario forestal (artículos 49 a 121). Las Instrucciones pretenden la normalización de la toma de datos mediante la descripción y los requerimientos mínimos de estas operaciones, debiendo el técnico competente adaptarlas a las peculiaridades de cada monte.

Una de las novedades que introducen las IGOMCAA respecto a otras instrucciones de ordenación consiste en requerir, en todo caso, la realización de una adecuada descripción de la vegetación que permita mejorar el diagnóstico que tradicionalmente proporcionaba el análisis, meramente cualitativo, de la descripción del estado natural. Concretamente, el artículo 49 expresa que en todo Proyecto o Plan Técnico de Ordenación debe realizarse un inventario de vegetación, consistente en la descripción detallada de las unidades y subunidades de vegetación definidas, con el fin de permitir el diseño de los modelos de gestión que se consideren en cada caso. Para ello se realizará una prospección sistemática sobre el terreno, apoyada en un diseño de muestreo estadístico. En definitiva, se trata de realizar un análisis sencillo pero suficiente de la estructura, dinámica y vigor o estado sanitario de la masa forestal con el fin de cumplir los objetivos básicos.

En el caso de masas arboladas, densas y huecas, y dehesas, el cumplimiento de los artículos del 53 al 59, en lo que se refiere al error máximo de muestreo admisible, fija este en un 30 % (con una probabilidad fiducial del 95 %) para la variable número de árboles, referido al cuartel de inventario. Para las masas no arboladas (matorral de alta montaña, herbazales…) las Instrucciones dictaminan que se debe realizar también un muestreo estadístico en parcelas dispuestas de forma sistemática, estableciendo como intensidad de muestreo en este caso la condición de no superar el 0,4 % de la superficie total a estudiar.

En cumplimiento del art. 50, cuando parte de la oferta que el monte proporciona o puede proporcionar constituya un recurso de interés económico, se deberá complementar el inventario de vegetación con el inventario del recurso correspondiente (art. 66 y siguientes), más completo y detallado. Esto únicamente debe realizarse en el caso de los Proyectos de Ordenación.

Las características de la mayor parte de las masas andaluzas hacen pensar que en la mayoría de los montes no sea necesario el inventario de recursos y funciones propiamente dicho con el nivel de detalle que obligan las instrucciones a tal fin. Se considera suficiente con un inventario de vegetación detallado en el que se haga también una estimación del recurso de interés. Para ello, basta con añadir a las variables descriptivas de las características de la vegetación (determinadas en el art.53) otras variables dasométricas con la finalidad de poder cuantificar dicho recurso (en árboles tipo o modelo). Esto hace que se esté por encima de los requisitos mínimos fijados en las Instrucciones, con el aumento de coste que ello conlleva.

En resumen, en las IGOMCAA no se propone un único modelo de inventario, sino que, cumpliendo unos mínimos que permitan el manejo adecuado del sistema forestal y su persistencia, será competencia de cada gestor diseñar su propio modelo de inventario, de acuerdo con los procedimientos que, para cada uno de los aspectos mencionados, se establecen en dichas instrucciones.

METODOLOGÍA DE TRABAJO
La descripción de una superficie forestal puede realizarse por medio de diferentes variables o características, fáciles de medir y estrechamente relacionadas con otra información que se puede solicitar del inventario. Por otro lado, la aplicación de los métodos estadísticos de muestreo y análisis de regresión, el desarrollo tecnológico y el fácil acceso a información temática sobre territorio han hecho evolucionar muy rápidamente la técnica de inventariación forestal.

Inventariar un monte es hacer una descripción completa y detallada de cómo es y cómo se encuentra dicho monte en el momento del estudio. Esta información puede ser de muy distinta índole en función de las características específicas del sistema forestal que se maneje, por un lado, y de los usos y aprovechamientos que se pretendan obtener del mismo, por otro

A. DISEÑO DE INVENTARIO; ZONIFICACIÓN
Todo trabajo de inventario forestal parte de una fase de definición de objetivos y de diseño previa. Esta fase comienza con la denominada división inventarial del ámbito de trabajo, que tiene por objeto formar unidades más o menos homogéneas que permitan obtener la información necesaria de la manera más sencilla y económica posible. La principal de estas unidades inventariales es el cuartel, cuya característica esencial consiste en disponer de una planificación propia dentro de la ordenación y constituye la unidad de referencia para fijar las solicitudes del muestreo (error admisible y nivel de confianza). Para que la división inventarial sea lo más precisa posible se deben excluir previamente las áreas que no van a formar parte de la ordenación (inforestales, terrenos de dominio público, enclavados, ocupaciones y concesiones en vigor, etc.).

El diseño de inventario propiamente dicho continúa con un análisis exploratorio de la zona de estudio, en la que básicamente se recopila toda la información cartográfica e histórica sobre la gestión del territorio a inventariar, así como de la cartografía de vegetación y de todas las capas de información existentes que ayuden a plantear el diseño de inventario. Con toda esta información se puede realizar recorridos de campo para verificar la diferenciación en estratos de vegetación o zonificación, necesaria para efectuar los cálculos posteriores. En esta fase es importante contar con el apoyo del personal encargado de la gestión del monte, ya que de esta zonificación depende en gran medida el éxito de los procesos posteriores.

El siguiente paso es decidir qué tipo de muestreo estadístico es más adecuado en cada una de las unidades inventariales (cuarteles) en que se ha dividido el ámbito de planificación en función de la zonificación realizada en el campo. Lo más habitual es realizar un muestreo sistemático en cuarteles que presenten cierta homogeneidad en cuanto a la vegetación, y estratificado cuando existe más de un estrato de vegetación por cuartel. A continuación se debe fijar la variable a estimar, siendo las más usadas: número de árboles, área basimétrica, volumen maderable o superficie de descorche, dependiendo de si el tipo de inventario se va a centrar en la estimación de la vegetación o en la cuantificación de algún recurso como la madera o el corcho. Sobre dicha variable que se van a fijar los errores de muestreo admisibles y se van a realizar los cálculos de existencias.

La fase estadística del diseño de inventario comienza evaluando la variabilidad de cada estrato, determinada mediante el coeficiente de variación, que relaciona la desviación típica con la media de la variable a estimar. Este coeficiente se puede obtener mediante realización de muestreos piloto, adopción de los valores de otra área de similares características, extracción de los datos del Inventario Forestal Nacional o asignación directa según distintas publicaciones. Una vez determinado el coeficiente de variación y fijado el error de muestreo admisible (de acuerdo a lo establecido por las indicaciones de las IGOMCAA), se procede a calcular el tamaño de la muestra (número de parcelas) necesario para cumplir estos requerimientos, mediante el empleo de expresiones matemáticas que varían según el tipo de muestreo escogido en la unidad inventarial o cuartel (para los inventarios forestales se utilizan principalmente el muestreo sistemático y el muestreo estratificado). A partir del número de parcelas necesario se determina el lado de malla de muestreo del cuartel (sistemáticos) o del estrato (estratificados), y en cada punto de intersección de la malla se sitúa una parcela de muestreo. Por último, se define la forma y el tamaño de la parcela, teniendo presente las directrices de las IGOMCAA. Como norma práctica, se suele fijar un radio de parcela tal que el número de árboles que queden dentro de la misma sea entre 15 y 20. Con menos árboles se corre el riesgo de no captar suficientemente bien los parámetros de la masa, mientras que levantando parcelas grandes que incluyan más árboles se estarían invirtiendo más recursos de los necesarios sin ganancia notoria en la bondad de los resultados.

B. EJECUCIÓN DEL INVENTARIO: LEVANTAMIENTO DE LAS PARCELAS
Definidos el número, forma, tamaño y distribución de las parcelas de inventario, se elabora un manual de instrucciones para el apeo de las parcelas de inventario forestal, documento en el que se explica la metodología para la toma de datos de campo.

Los equipos de trabajo normalmente están configurados por un capataz forestal (con experiencia anterior en trabajos de inventario forestal) y un operario de apoyo en la realización de las mediciones. Además se cuenta con un equipo técnico cualificado que deberá organizar, dirigir y supervisar los trabajos de los equipos de campo a fin de asegurar la calidad de los trabajos realizados.

Se distinguen tres fases claras en la ejecución de los trabajos de campo del inventario: progresión, replanteo de la parcela y toma de datos. Hasta finales del siglo XX la progresión y localización de las parcelas de muestreo se llevaba a cabo con la ayuda de brújula y cinta métrica. La generalización de la tecnología GPS ha simplificado enormemente esta labor, de forma que tanto los sistemas de información geográfica como los GPS son herramientas de apoyo imprescindibles en los trabajos de inventario forestal.

Una vez localizado el centro de la parcela, se replantea la misma y comienza la determinación de los parámetros de inventario definidos de interés. Esta toma de datos ha evolucionado en los últimos años, de manera que se ha pasado de la consigna en estadillos en papel a la recogida y almacenamiento en colectores digitales de datos. Con esta forma de operar se ha ganado tanto en rendimiento como en fiabilidad y seguridad, ya que aparte de eliminar la posterior grabación de estadillos (y los posibles errores que se pueden cometer en esa grabación), permite el uso de aplicaciones informáticas diseñadas para este fin que facilitan el trabajo mediante listas y desplegables, así como la realización de controles en tiempo real, detectando posibles errores mediante reglas de validación. Resulta también muy sencilla la realización de copias de seguridad de los datos.

C. CONTROL DE CALIDAD DEL INVENTARIO
En líneas generales, el control de calidad de un inventario se realiza mediante el levantamiento de un número determinado de parcelas (denominadas parcelas de control), con objeto de detectar y analizar las desviaciones que se pueden producir en la toma de datos de inventario forestal. Este número de parcelas de control dependerá del total de ejecutadas, y pueden ser seleccionadas de forma aleatoria o dirigida.

Las parcelas de control se deben medir de la misma forma que se hizo durante la realización del inventario, siguiendo las instrucciones del manual, y por parte de los propios equipos de inventario, acompañados por personal designado por la CAPMA.

Posteriormente, en gabinete se realiza el análisis de calidad de los datos mediante comparación de la información inicial y la determinada en el control. En esta comparativa se valoran las desviaciones que se puedan producir y se puntúan de acuerdo con las pautas fijadas por el Departamento de Planes de Ordenación y Aprovechamientos del Servicio de Gestión Forestal Sostenible de la Dirección General de Gestión del Medio Natural de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.

Se fija el límite de rechazo (o número de parcelas erróneas admisibles) en el 10 % de las parcelas de control. Si se supera este límite, el inventario no se considera correcto.

D. TRATAMIENTO Y GESTIÓN DE DATOS
Una vez validado el inventario, la colección de datos obtenidos se almacena en formato digital para permitir un fácil acceso a dicha información y al consiguiente proceso de datos (bases de datos del tipo ORACLE o similar). Esto se hace en aplicaciones informáticas diseñadas para tal fin.

El esquema del proceso se basa en la determinación de regresiones matemáticas de una sola entrada que estiman variables indirectas (volúmenes, crecimientos, superficie de descorche, por ejemplo) a partir de variables directas determinadas en campo (generalmente, diámetro). Como resultado final del proceso de cálculo se obtienen unos valores por especie y por clase diamétrica (a nivel parcela, cantón, cuartel, sección o monte) que se pueden mostrar en informes o exportar en formato digital para su posterior análisis y explotación.

EVOLUCIÓN–NUEVAS TECNOLOGÍAS
La Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha sido una de las pioneras en la aplicación de tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) en inventarios forestales de Proyectos de Ordenación, alcanzando un total de algo más de 112.600 hectáreas muestreadas mediante esta técnica.

Esta tecnología consiste en un radar láser que, montado en un avión o helicóptero, emite más de 150.000 pulsos láser por segundo hacia el terreno para capturar cualquier elemento del territorio. Mediante el uso de este tipo de sensores se puede obtener información de los bosques continua, precisa y en tres dimensiones. Así mismo, debido a que el láser es capaz de penetrar en la vegetación, se obtiene información topográfica del suelo debajo del dosel arbóreo, un dato muy importante para distintas aplicaciones.

Con la tecnología LiDAR se obtienen de forma directa medidas de altura, densidad y estructura de la vegetación. Mediante la correcta construcción y aplicación de algoritmos matemáticos se han obtenido además, con la precisión requerida, datos de volumen de madera, número de árboles, área basimétrica, diámetro medio de los árboles y alturas medias y dominantes de los mismos. Toda la información generada es además útil para su utilización en numerosos sectores de la sociedad Los montes inventariados con tecnología en Andalucía, han sido, hasta el momento, 32.932 ha en las Alpujarras (Granada), 13.506 ha en Vélez–María (Almería), 13.617 ha en los tt. mm. de Espiel, Hornachuelos y Villaviciosa de Córdoba (Córdoba), 12.747 ha en los tt. mm. de Valverde, Trigueros, Calañas y Beas (Huelva), 20.423 ha en montes del entorno del Parque Natural de la Sierra de Castril (Granada) y 19.440 ha en montes de Sierra Nevada en la provincia de Almería.

OTROS TRABAJOS DE INVENTARIO
Es interesante reseñar otros tipos de trabajos de inventario que se acometen desde la CAPMA, como son:
- La red de seguimiento de daños (SEDA): consiste en un muestreo sistemático sobre la superficie forestal de Andalucía (malla de 8 por 8 km, 1 por 1 km en las áreas de pinsapar) en parcelas permanentes donde se determina el estado vegetativo del arbolado. Esta red sirve como estructura fija para otros estudios temporales.
- Muestreos para conocer la calidad del corcho (Plan de Calas).
- Sistema de información geográfica de apoyo a la localización y seguimiento de la flora amenazada y de interés andaluza (aplicación FAME).
- Otros inventarios sobre el patrimonio natural, como el Catálogo Andaluz de Árboles y Arboledas Singulares.

Todos estos trabajos de inventario se complementan entre sí y son necesarios para la toma de decisiones en cuestiones de planificación y gestión del medio natural.

OTRAS APLICACIONES
El volumen de información disponible sobre inventario forestal permite su empleo en múltiples trabajos relacionados con el medio natural, como por ejemplo, trabajos de redacción de proyectos de ejecución de obra o tratamientos selvícolas, valoración de la cubierta forestal (en caso de rescisión de consorcios o convenios, tras la ocurrencia de incendios forestales, etc.), estudios para análisis de iniciativas empresariales relacionadas con algún recurso forestal o para la localización óptima de infraestructuras e industrias de transformación, entre otros.

En esta línea, en los últimos años, la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha emprendido una línea de trabajos para aumentar el conocimiento sobre el aprovechamiento de la biomasa forestal en Andalucía, motivado por el gran interés actual en el aprovechamiento sostenible de la misma como materia prima para la generación de energía. La utilización de parte de esta biomasa forestal, entendida como recurso, de manera compatible con otros usos y funciones de los sistemas forestales que la originan, requiere una planificación adecuada que permita una oferta predecible.

Entre sus objetivos está estimar el volumen de existencias de biomasa de las especies forestales presentes en el territorio andaluz. Para conseguirlo se ha realizado un arduo trabajo de recopilación, homogeneización y depuración de la información dasométrica disponible, procedente tanto de proyectos de ordenación de montes públicos como de la información sobre vegetación de la Red de Información Ambiental de Andalucía (REDIAM) y del Inventario Forestal Nacional en su tercera edición (IFN3).

En esta fase de recopilación documental se seleccionaron los proyectos de ordenación de montes públicos con potencial interés para este estudio, descartándose aquellos cuya información de inventario no estaba disponible en formato digital o presentaba un modelo de datos difícilmente homogeneizable, así como los proyectos con revisión ya realizada.

Esta fase del trabajo permitió disponer de un total 90.142 parcelas de inventario (y su información dasométrica correspondiente) asociadas a 174 proyectos de ordenación.

CONCLUSIONES
• La ordenación forestal, entendida como el resultado de un consenso para la gestión forestal sostenible, es un medio, no un fin.
• La ordenación forestal es obligatoria para los montes públicos y una herramienta clave para los particulares.
• Las actuaciones contempladas en los proyectos de ordenación tienen prioridad en las inversiones de la CAPMA.
• La gestión de los montes pasa por la planificación global, en la que se compatibilicen los diferentes usos y aprovechamientos del monte quedando garantizada la sostenibilidad del medio. Este modelo de gestión se encuadra en la estrategia seguida por la CAPMA para la valorización de los recursos naturales de los montes gestionados por la Junta de Andalucía.
• La CAPMA apuesta por la certificación forestal de los montes, tanto públicos como privados, ya que supone una mejora continua de la gestión de nuestros montes.
• El inventario forestal es la clave para conseguir el conocimiento necesario para realizar la ordenación y, por lo tanto, una gestión forestal responsable.

REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
Dado que el inventario forestal es una de las fases que mayor presupuesto demanda dentro del proceso de la planificación forestal, la actual situación económica nos lleva a reflexionar y pensar cómo adaptarnos a ella para seguir avanzando.

En esta línea, es posible reducir los costes de inventario, concentrando este en aquellas masas en las que quiera obtener con cierta precisión el volumen y minimizándolo en áreas  donde no se planteen actuaciones que demanden datos de precisión para su proyección. En estas zonas el inventario podría reducirse a la realización de estimaciones periciales complementadas con parcelas relascópicas.

Se puede reducir igualmente las variables a determinar en cada parcela, limitándolas únicamente a las que se consideren imprescindibles. Así, en muchos casos se puede disponer de fórmulas y ecuaciones para determinar parámetros indirectos a partir de mediciones directas, de manera que se puede obviar a medición dendrométrica en árboles modelo. En ocasiones también ocurre que se miden variables que no se llegan a utilizar en procesados posteriores (se podría por tanto suprimir la captura de información sin objetivo definido). La realización de inventarios pie a pie únicamente se abordaría en contadísimas ocasiones, dado que el coste adicional que supone frente a otros métodos de inventario solo lo justificaría en casos de elevado valor del recurso a estimar u otras necesidades de precisión en la medición.

En zonas en las que exista disponibilidad de datos LiDAR (que se hayan podido levantar y financiar con cargo a otros objetivos, como por ejemplo, generación de modelos digitales del terreno de precisión para estudios hidrológicos, determinación de áreas inundables, etc.) se pretende rentabilizar esta información para su explotación en inventario forestal, dado que permite tanto reducir considerablemente el tamaño de la muestra como ganar en precisión en la extrapolación espacial de los resultados de los inventarios forestales clásicos.

Este planteamiento supondría una importante reducción de costes en el futuro, máxime al tener presente la obligación legal de disponer de un plan de gestión en gran parte de la  superficie forestal nacional en 2018. Como primer paso se deberán adaptar, modificar o flexibilizar las instrucciones de ordenación para dar cabida a esta forma de trabajo, basada en mayor medida en la previa realización de análisis selvícolas detallados para posteriormente, a la luz de la información recopilada y de los objetivos propuestos, plantear un inventario enfocado a las necesidades de actuación e información.

 

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial Inventarios Naturales: Trabajos de inventario forestal en montes gestionados por la Comunidad Autónoma de Andalucía: pasado, presente y futuro”
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