Francisco Garín García, ingeniero técnico forestal, creador y exdirector del Jardín Botánico de Iturrarán y Colegiado de Honor del COITF.

“Un jardín botánico debe ser un lugar de conservación de especies en peligro, primero las propias y luego las de otros lugares”

Ismael Muñoz Linares.

Cuando te ganas la vida gracias a tu vocación, el trabajo es un placer del que uno no quiere desprenderse. Y esa pequeña droga diaria te hace dar, en ocasiones, más de lo que se te exige, más de lo que puedes. Eso fue lo que le sucedió a Francisco Garín, en 1987, cuando comenzó a crear el Jardín Botánico de Iturrarán. Veinticinco años después, ya jubilado, aún siente la necesidad de rodearse de “sus  plantas”, de perderse entre los robles y arces subtropicales que hacen de Iturrarán un jardín botánico único en Europa.

Es el ejemplo del trabajo vocacional constante, callado y sordo, que ahora encuentra su recompensa en el reconocimiento profesional y en los miles de visitantes que, cada año, recorren los caminos de Iturrarán para aprender y sentir de cerca el valor de la botánica y la importancia de la vegetación en sus vidas.

Usted ha sido el creador y el director del jardín botánico de Iturrarán, en el parque natural de Pagoeta, en Aia, Guipúzcoa. ¿qué condiciones hacen especial a esta zona para instalar aquí un jardín botánico?
Iturrarán reúne una serie de características que le hacen especial, pero no único.
Resaltaría sobre todo el clima; es lluvioso, con precipitaciones anuales entre 1.500-1.700 litros, aunque en años como el actual pueden bajar de esas cantidades. Por otro lado, las temperaturas son relativamente suaves, no hay grandes heladas y suelen ser de pocos días al año, excepcionalmente pueden llegar a -7 oC, pero rara vez bajan de -4 oC. Además, el paisaje es excepcional, con vistas al mar y a las montañas, con variadas exposiciones que nos permiten jugar y buscar el lugar idóneo a cada especie.

Si tuviera que definir el jardín  botánico de Iturrarán en un par de frases, ¿cómo lo haría?, ¿qué es lo que le hace tan especial?
Es excepcionalmente variado y sus colecciones de árboles y arbustos están entre las mejores de Europa.

¿Cuáles son los principales problemas de un jardín botánico naturalizado o tan integrado en el entorno como este?
El clima tan excepcional de que gozamos lleva consigo que es también excepcional para el crecimiento de la hierba y las plantas leñosas que no deseamos en el jardín; lo peor es el mantenimiento. Otro problema es que tenemos que convivir con una fauna variada contra la que tenemos que proteger las plantas, ya que somos conscientes de que debemos respetarla;, aquí abundan los corzos, los jabalíes, los conejos, etc.

¿Cómo llega a formarse un jardín botánico de estas características?
Hay mucho de tiempo, de suerte y de interés. Hay que invertir mucho en conocer y relacionarte con las personas adecuadas en los distintos países y hay que saber qué es lo prioritario para tu jardín. Tienes que centrarte en aquello con lo que otros jardines de Europa y del mundo no pueden competir, por eso nos especializamos en especies de robles y arces subtropicales que en otros lugares no se pueden cultivar por las temperaturas o por la escasez de precipitaciones.

¿Cómo se adquieren las plantas y se traen hasta aquí?
Al principio se empiezan a adquirir en viveros comerciales  y después en viveros especializados en plantas raras y de colección, después viajando e intercambiando con otras colecciones botánicas.

¿Qué le falta a Iturrarán para ser el jardín botánico perfecto que a usted le gustaría?
Solamente algo más de personal. Piensa que se mantienen las 25 hectáreas del jardín con un plantel de tres personas, asistidas por otra cuadrilla solamente siete veces al año para el corte de hierba.

¿Cuáles son las funciones que debe cumplir un jardín botánico en el siglo XXI?
En este siglo XXI están desapareciendo muchísimas especies vegetales, incluso antes de ser descritas. He visto en mis viajes, por ejemplo en Perú, cómo se destruyen miles de ha de selva nublada, la más rica en especies epífitas como orquídeas y bromelias, simplemente para cultivar patata. He estado allí, en la zona de Chachapoyas, para intentar recuperar la vegetación perdida y ahora es imposible, se ha desertificado de tal forma que necesitarán muchos años para conseguirlo, desaparece la selva y deja de llover, la única recomendación posible allí es proteger lo antes posible lo poco que queda.
Por lo tanto, debe ser un lugar de conservación de especies en peligro, primero las propias y luego las de otros lugares.

Creo que sería un error intentar eliminar todas las especies exóticas, que costaría ingentes cantidades de un dinero del que no disponemos y que el resultado sería muy dudoso. En todo caso, se debería actuar en ecosistemas bien conservados y de alto valor ecológico, ahí sí que intentaría la eliminación de especies exóticas.

¿Qué clase de profesionales son los más idóneos por formación, experiencia o conocimiento para trabajar en un jardín botánico?
Pueden ser Ingenieros forestales, agrícolas, biológos, etc, siempre tienen que tener una formación muy fuerte en botánica.

Ahora que estamos todos tan preocupados por la conservación de especies autóctonas y la eliminación de especies alóctonas, hay algunos detractores de los jardines botánicos como el de Iturrarán, que tiene tantas especies alóctonas naturalizadas, ¿Hay peligro de colonización del territorio por alguna de estas especies?
Desde el año 1987 que empezó a constituirse la colección de Iturrarán, no conozco ningún caso de plantas que se hayan extendido fuera de sus límites. Creo que, al contrario, son un buen test para saber cómo se comportan las especies recién introducidas y cuáles pueden ser peligrosas. En principio, las peores son las especies de ciclo corto de vida, como las plantas herbáceas anuales, las de ciclo más largo, árboles y arbustos, se pueden erradicar en cuanto se comprueba que pueden ser peligrosas. Aquí hemos eliminado una especie con gran peligro de expansión, el Solanum mauritianum, de Brasil y Uruguay, un arbolito de hasta 10 m de alto, pero con gran potencial de expansión.

El gobierno de España prepara un Real Decreto de especies exóticas que ha provocado gran revuelo social por las consecuencias económicas y ecológicas que supone catalogar una especie como exótica a eliminar. ¿Son todas las especies exóticas igual de peligrosas?, ¿cree usted que hay que eliminarlas todas cuando ya se han instalado y colonizado grandes extensiones de territorio?
Mi opinión es políticamente incorrecta; creo que sería un error, que costaría ingentes cantidades de un dinero del que no disponemos y que el resultado sería muy dudoso. Veo difícil erradicar plátanos y chopos de nuestras riberas, sin crear además un problema ecológico añadido al dar luz y calor a nuestros cauces. Además, son especies que brotan de cepa y habría que destoconar para ser efectivos. Si seguimos así, terminaremos queriendo eliminar los castaños que introdujeron los romanos, los olmos que trajeron los celtas…
Pienso que, en todo caso, se debería actuar en ecosistemas bien conservados y de alto valor ecológico, ahí sí que intentaría la eliminación de especies exóticas.
En el caso de un jardín botánico como Iturrarán, como he dicho antes, no todas las especies son igual de “peligrosas”. Por ejemplo, el género Buddleja. Hemos cultivado una veintena de especies y la mayoría desaparecen en pocos años pues son de vida breve; solamente Buddleja davidii ha resultado invasora, la tenemos en Iturrarán sin haberla plantado. Otro ejemplo: las Pterocaryas se comportan de forma muy diferente: Pterocarya fraxinifolia nunca ha producido plántulas viables, en cambio P. stenoptera se reproduce con gran facilidad.

Desde el año 1987 que empezó a constituirse la colección de Iturrarán, no conozco ningún caso de plantas que se hayan extendido fuera de sus límites. Creo que, al contrario, son un buen test para saber cómo se comportan las especies recién introducidas y cuáles pueden ser peligrosas. En principio, las peores son las especies de ciclo corto de vida, como las plantas herbáceas anuales, las de ciclo más largo, árboles y arbustos, se pueden erradicar en cuanto se comprueba que pueden ser peligrosas.

¿Hay intereses comerciales o de coleccionistas sobre el trabajo que realizan ustedes en los jardines botánicos? ¿Qué clase de control se realiza sobre la vegetación de un jardín botánico para que no sea objeto de comercio, tráfico o venta ilegal, tanto del que entra como del que sale?
Es imposible evitar que un visitante se lleve unas semillas, la mayoría de las veces no tienen valor ya que en las colecciones botánicas existe un gran porcentaje de hibridación y no se pueden utilizar las semillas. Otra cosa es lo que se llama “Plant Hunters”, ladrones de plantas, que son un verdadero peligro para países con flora de valor ornamental y que no tienen regulado el comercio de sus plantas.

El Convenio Cites reconoce a los jardines botánicos una importante labor de educación, investigación e incluso recuperación de especies en peligro de extinción. Y también ha redactado una lista de recomendaciones para que se conviertan en aliados en la lucha contra el tráfico de especies en peligro de extinción. ¿De qué manera pueden los jardines botánicos cumplir con todas estas labores? Por su experiencia, ¿participan todos los jardines botánicos de los mismos principios de actuación?
La mayoría de los jardines botánicos que conozco son respetuosos y responsables con la conservación y contra el tráfico de especies en peligro de extinción.

El jardín botánico de Iturrarán y el banco de germoplasma de Fraisoro participan en el proyecto Phoenix para la conservación ex situ de la flora amenazada de distintos países. Cuéntenos en qué consiste este proyecto y cómo participa Iturrarán.
En principio Iturrarán participa en la conservación ex situ de la Flora Amenazada del País Vasco y regiones limítrofes. En el banco de germoplasma se recogen las semillas de especies en distintos grados de conservación y se conservan en bancos de semillas. Por otro lado, para conocimiento del público, en Iturrarán existe una colección de plantas, no solamente amenazadas, sino también de las plantas que comparten hábitat con aquellas.
Colaboramos sobre todo con el banco de germoplasma de Gijón y con los del suroeste de Francia.

¿Qué tiene la botánica que a quien lo engancha no lo suelta en la vida?, ¿pueden ustedes dar un paseo por el monte sin examinar toda la vegetación que ven?
Es imposible, te absorbe de tal forma que eres ciego a cualquier otra cosa; ves pájaros, setas, pero no los conoces salvo raras excepciones, es posible que tengas al lado el animal más escaso del mundo, pero muy facilmente no te des cuenta.

¿Es más fácil el trabajo cuando se conjugan vocación y placer personal?
Infinitamente más, gracias a eso soy de las pocas personas que sienten haberse jubilado, no puedo evitar ir de dos a tres veces a la semana a Iturrarán para ver cómo va todo por allí.

La botánica te absorbe de tal forma que eres ciego a cualquier otra cosa, ves pájaros, setas, pero no los conoces salvo raras excepciones, es posible que tengas al lado el animal más escaso del mundo, pero muy facilmente no te des cuenta.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Entrevista: Francisco Garín García, ingeniero técnico forestal, creador y exdirector del Jardín Botánico de Iturrarán y Colegiado de Honor del COITF.”
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