Desarrollo de la certificación forestal en Euskadi.

Josu Azpitarte Andrinua, Ingeniero de Montes, Coordinador de la Confederación de Forestalistas del País Vasco
BASALDE y PEFC Euskadi

Ya desde la Cumbre de Río de 1992, donde se avanzó en la idea de utilizar herramientas de mercado, en la de animar a los consumidores -que somos todos- a premiar con nuestra opción de compra a aquellos productos que provinieran de una gestión sostenible respecto a aquellos que no, el sector forestal vasco se ha ido implicando en la necesidad de garantizar la sostenibilidad de sus actuaciones.

Nos hemos opuesto siempre a que la forma de poder garantizar dicha sostenibilidad se traduzca en un monopolio en el comercio internacional de la madera, por lo que hemos apoyado desde su constitución el sistema PEFC de certificación de la gestión forestal sostenible, cuyas normas responden a los Criterios e Indicadores establecidos por los Procesos Intergubernamentales.

La implantación de un sistema de certificación es siempre compleja, por lo que la búsqueda de la eficiencia en su aplicación ha sido uno de sus pilares para evitar gravar la propia gestión forestal sostenible. Para ello, se decidió no generar otras estructuras que sostuvieran la certificación, sino apoyarse en organizaciones ya existentes. Así, BASALDE y PEFC Euskadi se administran desde la Confederación de Forestalistas del País Vasco, y desde las Asociaciones Territoriales se da apoyo a los propietarios comprometidos con la gestión forestal sostenible e interesados en certificar sus montes.

BASALDE es la entidad solicitante de la certificación regional en la Comunidad Autónoma de Euskadi, donde se integran la representación de la propiedad pública y la privada, y gestiona la aplicación de la cer tificación regional, desde documentos normativos hasta las indicaciones a los selvicultores, que posteriormente serán auditadas. PEFC Euskadi, donde se integran además representantes de la industria forestal y del resto de organizaciones interesadas en la gestión forestal sostenible, elabora y hace cumplir las Directrices Regionales de Gestión Forestal Sostenible y se ocupa de promocionar y difundir dicha gestión.

La escasez de montes con herramientas de planificación es el mayor lastre para la implantación de la certificación para territorios como el nuestro, sobre todo en montes privados de pequeña extensión. Aun así, hoy tenemos 629 planes de gestión incluidos en la certificación, que abarcan 68.500 ha y de los cuales 566 corresponden a montes de titularidad privada; un gran avance desde los 141 planes de gestión con los que obtuvimos la primera certificación en 2004.

El desarrollo de herramientas informáticas y sistemas de información geográfica, así como la implicación de numerosos equipos profesionales han facilitado esta labor, aunque todavía hay mucho que mejorar, sobre todo en cuanto a buscar una mejor proporcionalidad entre las características, dificultad y coste de redacción del Plan de Gestión y la complejidad y magnitud de la finca. Es unánime la opinión en este sentido también en el colectivo de profesionales y técnicos forestales, por lo que esperamos poder tener en breve un marco más ágil y proporcionado para el desarrollo de la planificación y la certificación.

Entendemos que este es el camino para dar respuesta a la demanda creciente de madera certificada y que pueda ser sostenible en su desarrollo, pues hoy en día estamos en disposición de poder certificar los montes de todos los propietarios que así lo demanden, pero los costes económico, de medios y de tiempo son muy elevados.

Ahora bien, tras todos estos compromisos y esfuerzos por parte del selvicultor, la certificación debe ser algo más que un requisito adicional a la hora de adquirir un producto generado a partir de una gestión forestal sostenible: debe ser valorado por el consumidor, tanto privado como público, como una opción de compra preferente si quiere contribuir con sus decisiones hacia la sostenibilidad de nuestra sociedad y no puede permitirse la comparación de nuestro producto con cualesquiera otros elaborados sobre materiales no sostenibles. Debe quedar claro que la madera es un producto natural y renovable, y que producido bajo parámetros de sostenibilidad es el paradigma de lo mejor, frente a otros materiales que, aun presentando certificaciones sobre la sostenibilidad en las fases de producción, provienen ya desde origen de elementos no renovables.

Adquirir y utilizar productos elaborados con materiales certificados es poner en práctica modos de vida sostenibles.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Gestión Forestal: Desarrollo de la certificación forestal en Euskadi.”
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