La conciencia de la empresa forestal: Responsabilidad Social Corporativa.

Isabel Teresa Muñoz Hidalgo, Ingeniero Técnico Forestal.

La Responsabilidad Social Corporativa, más ampliamente conocida en España como Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), es un modelo de gestión empresarial. A través de él la compañía se percibe a sí misma en el mundo, integrando de manera voluntaria tanto preocupaciones sociales como ambientales, todo ello en un contexto de desarrollo sostenible.
Este artículo resume un Proyecto Fin de Carrera realizado en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Mikkeli (Finlandia), en colaboración con la Escuela de Ingeniería Técnica Forestal de Madrid y tutorado por Víctor González y Pasi Pakkala. En el estudio comparativo desarrollado se analizó fundamentalmente la transparencia y el nivel de desarrollo e integración de la RSE de cuatro empresas pastero-papeleras. Fueron seleccionadas atendiendo a su país de origen, Finlandia o España, y a su importancia como referentes de los mercados nacional y global.
Del análisis se desprende que las empresas multinacionales españolas necesitan profundizar más en el modelo, ya considerado indispensable como sello de competitividad en el mercado. Economías  emergentes como Brasil, China o Rusia van a tener mucho que decir en las próximas décadas. Es por tanto necesario que las empresas forestales españolas no esperen a iniciativas de otros países para desarrollar las suyas. En un país y un sector con gran potencial se sigue teniendo miedo a arriesgar, a tomar la iniciativa.

Entre las inquietudes que la RSE despier ta, destaca, en primer lugar, la inexistencia de una definición única y global del concepto, lo que conlleva que su implantación sea complicada. Es imposible asentar de forma sólida algo que no se llega a comprender. En segundo lugar, la divergencia de pensamiento por la obligatoriedad o voluntariedad del término genera divisiones entre expertos. Se necesitan, por tanto, continuas discusiones, con el tiempo que supone alcanzar un  consenso. Y por último, la desconfianza que genera que algunas empresas puedan emplearlo como estrategia de lavado de imagen (Green Washing).

El reverso de la moneda sería ver la empresa desde una perspectiva global. El hecho de conocer las necesidades o expectativas, desde todos los grupos de interés: accionistas, empleados, proveedores, clientes, organizaciones no gubernamentales o el propio Estado, facilita que la empresa identifique su posición en el mercado (responsabilidad económica, social, medioambiental) así como las oportunidades de cara al futuro (descubriendo nuevos productos). Los diferentes enfoques, junto con el nivel de connivencia, enriquecen no solo económicamente a la empresa forestal sino que generan valor para el entorno y la sociedad en general.

La RSE aporta transparencia informativa e incorpora al escrutinio externo consideraciones no solo financieras sino también sociales y medioambientales. Estos criterios financieros, sociales y medioambientales son decisivos para la toma de decisiones de inversión, viéndose recompensadas por lo que se conoce como la Inversión Socialmente Responsable (ISR).

Es la exigencia de conductas responsables por parte de ciertos inversores y otros grupos de interés la que ya está marcando el futuro de la RSE. Lo que se entiende como la moda de hoy en la empresa se está transformando en la cultura de la empresa del mañana.

INTRODUCCIÓN
En primer lugar, y antes de entrar a juzgar la integración de la RSE a nivel sectorial en España, es preciso entender qué es y el marco teórico sobre el que se apoya.

A menudo se simplifica el concepto de RSE, subestimando su complejidad y obviando características de la empresa de gran relevancia, como el país de origen o los mercados en los que opera, y asimilándolo a otros términos con los que no comparte todas sus características, como desarrollo sostenible, reputación corporativa, filantropía o técnicas de mercado responsable.

Como se apuntó antes, es una forma de gestionar la firma basada en los tres pilares del desarrollo sostenible: sostenibilidad económica, medioambiental y social. Todo aplicado a la unidad elemental, que en este caso es la empresa.

La RSE comprende un amplio abanico de materias, desde asuntos relacionados con seguridad y salud, derechos humanos, reputación corporativa, toma de decisiones, certificaciones forestales o biodiversidad a otros de carácter más filantrópico como el voluntariado corporativo.

No solo trata de administrar estas áreas de actividad empresarial sino que su objetivo va más allá, intentando generar riqueza a través de la mejora del entorno y de la calidad de vida de todos los actores implicados.

El origen del concepto según Casado (2006) se remonta al siglo XIX. Filántropos tales como Joseph Rowndtree (1836-1925) y George Cadbury (1839-1922) fueron pioneros al utilizar parte de su fortuna en la mejora de la calidad de vida de sus emCarroll (1999), el que podría ser considerado como “padre” de la RSE de la era moderna es Howard R. Bowen con el libro “Responsabilidad social aplicada al hombre de negocios” (Social Responsibilities of the Businessman), publicado en 1953.

Durante los años 60 del siglo XX el concepto fue tomando forma gracias a autores como Keith Davis o William C. Frederick. En la década de 1970 aparecieron definiciones más concretas sobre la RSE. Entre los textos que resaltaron durante esta década están los de Sethi, quien creó un modelo para clasificar el comportamiento en 1975, o los trabajos de Carroll basados en el modelo anterior (Carroll, 1999). Durante la década de 1980 destacaron autores como Jones, Drucker, Cochran y Epstein (Carroll, 1999). Sin embargo, esta década estuvo también caracterizada por ideales basados en los postulados del Premio Nobel de Economía Milton Friedman (1970), quién afirmó que “la única responsabilidad social de los empresarios es utilizar sus recursos y dedicarse a aumentar sus beneficios dentro del mercado libre sin engaño ni fraude”.

Pero los diversos escándalos tanto financieros como de violación de los derechos humanos acaecidos durante las décadas de 1980 y 1990 (Sedes 2009) hicieron que empresas multinacionales comenzaran a desarrollar conductas más responsables. Entre los escándalos de mayor repercusión destaca el de la compañía Shell en Nigeria, acusada de violar los derechos de la población Ogoni. La compañía petrolera comenzó a trabajar en el país, en el Delta del Níger, en 1958, conllevando su actividad vertidos de crudo, deforestación e incendios que acabaron con la economía de subsistencia de la población Ogoni. El caso acabó con la ejecución de varios líderes del movimiento por la supervivencia de la población Ogoni, entre los que destacó la del escritor y activo defensor de los derechos humanos en Nigeria, Ken Saro Wiwa (Bouwknegt, 2009; Shell, 2009).

Los eventos ocurridos forzaron que las empresas buscaran conductas más responsables. A esto se suman una mayor sensibilidad de la población ante los problemas globales y una reacción de la propia sociedad frente a su propia pasividad, tanto dentro de la empresa como fuera de ella.

Como cita Jacques Attali (2007), economista y escritor francés, siempre  han coexistido tres poderes: religioso, militar y mercantil. La empresa es la que parece haber tomado ahora el testigo, y como poder principal debe ejercer una responsabilidad coherente con sus posibilidades.

CONCEPTO DE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA
Aún no existe una definición única a nivel internacional de la RSE. La más reconocida es la que aparece en el Libro Verde (COM, 2001), que identifica este modelo como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. Según la Comisión Europea en su Libro Verde (2001), no solo consiste en cumplir con los requisitos legales sino ir más allá de su cumplimiento invirtiendo en el capital humano y en la relación con los grupos de interés.

Otra acepción interesante es la recogida por el Foro de Expertos en RSE (2007), constituido por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en 2005, que dice que: “La Responsabilidad Social de la Empresa es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, medio ambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y los impactos que derivan de sus acciones”.

El concepto de RSE se confunde a menudo con filantropía pero, a diferencia de la segunda, persigue además de contribuir al bien social obtener una serie de ventajas competitivas. Como citó Kofi Annan (ex Secretario General de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz en 2001) en el Foro Mundial Económico, hay maneras de promover un crecimiento en favor de los más desfavorecidos, no sólo a través de filantropía, aunque esta sea muy importante, sino estimulando iniciativas para ayudar a crear nuevos mercados (WBCSD, 2006).

Cabe entender que la responsabilidad social corporativa no solo pretende hacer beneficiario a la comunidad sino que tiene como protagonistas a diversos agentes sociales.

¿QUÉ SON LOS GRUPOS DE INTERÉS O STAKEHOLDERS?
Los grupos de interés o partes interesadas, controvertida traducción de la palabra inglesa stakeholders (accionistas, participantes o inversores) son, según cita Freeman (1984) por primera vez, aquellos que pueden afectar o ser afectados por las actividades de una empresa.

Según el Informe King I (King, 1994) sobre Gobierno Corporativo, se definen tres categorías de grupos de interés:
- Aquellos que tienen participación económica en la empresa y son titulares de parte de su patrimonio: accionistas (shareholders).
- Aquellos con relación contractual con la compañía: clientes, empleados, proveedores y subcontratistas.
- Aquellos que tienen vínculos extracontractuales con la empresa: dministraciones públicas u organismos del Estado, organizaciones no gubernamentales y sociedad en general.

En el concepto de RSE planteado tanto por la Comisión Europea (COM, 2001) como por otras entidades -como el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible “World Business Council for Sustainable Development” (WBCSD 2006) o el Foro de Expertos en RSE (MTAS, 2007)- existe un denominador común a todas las empresas: los grupos de interés.

MEDIDAS PARA EL DESARROLLO DE LA RSE
Uno de los puntos más discutidos en torno a la RSE es la medición y la valoración de su integración en las empresas. Las herramientas desarrolladas responden, en parte, a la pregunta: ¿cómo valorar la responsabilidad?

Existen diversos textos que tratan de unificar criterios y servir como punto de partida de la RSE tanto para empresas como para los grupos de interés. Entre los más populares y citados merecen especial mención las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales (OCDE, 2008), la Declaración Tripartita de Principios de la OIT referidas a las empresas multinacionales y a la política social (OIT, 2001) y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas o Global Compact (UNGC, 2011).

Otras ideas para impulsar la RSE en las empresas engloban, como cita Casado (2006), las guías sociales o sistemas de información. Por ejemplo, las desarrolladas por la iniciativa global para la redacción de memorias de sostenibilidad (GRI, 2011) para la mejora de la calidad, el rigor y la utilidad de los informes de sostenibilidad.

Por otro lado existe la norma Assurance Standard AA1000 (2011), promovida por el instituto de Responsabilidad Social y Ética del Reino Unido (Institute for Social and Ethical Accountability – ISEA). Esta norma fue creada por diferentes grupos de interés con el objetivo de asegurar tanto la credibilidad como la calidad de la evolución de la sostenibilidad y de la información proporcionada por las empresas. Fue diseñada para lograr el compromiso de la empresa y de los grupos de interés.

Entre otros métodos aplicados en áreas más concretas de la gestión de la RSE se hallan los sistemas de certificación. Entre los estándares más conocidos se cuentan: ISO14001, ISO9001, OSHAS 18001, SA8000 o los sistemas de certificación forestal (como por ejemplo, FSC y PEFC).

EN BUSCA DE LA NORMA PERFECTA: ISO 26000:2010
Entre las medidas adoptadas para impulsar la RSE, la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) ha desarrollado unas guías de aplicación voluntaria. Estas guías tienen como objetivo asistir tanto a organizaciones del sector privado como del público sin tener en cuenta el tamaño ni la ubicación de la organización.

Debido a la complejidad del concepto RSE, la norma ISO 26000 (2010) demanda a las organizaciones que vayan más allá de los requerimientos legales. Para ello se centra en siete áreas: los derechos humanos, la participación y desarrollo de las comunidades locales, los consumidores, los empleados, las actividades llevadas a cabo por la organización y el medioambiente.

LA RSE EN LA EMPRESA FORESTAL
Dos de las claves de la RSE, como apunta el informe elaborado por el foro de expertos en RSE en España (MTAS, 2007), son el rigor y la credibilidad. Ambos aspectos se deben ponen de manifiesto en la redacción de las memorias de sostenibilidad. La memoria de sostenibilidad o informe de RSE trata de ser una radiografía de la empresa. Por una parte sirve para analizar su pasado, presente y para prever el futuro (actividades, impactos, grupos de interés, mercados potenciales, etc.). Por otra parte ayuda a que cualquier interesado en su actividad disponga de información veraz.

Las empresas forestales multinacionales se sirven ya de estos documentos para garantizar la transparencia y el compromiso de la compañía con los distintos grupos de interés.

La redacción de estos documentos, complementarios a los informes anuales empresariales, supone ventajas tales como mejorar la información y la relación con los grupos de interés. De nada sirve ser los mejores redactando si en la práctica no se es ni objetivo ni claro.

Como afirmó William Clay Ford Jr, que ocupa la presidencia ejecutiva de la compañía Ford desde 2006, existe una gran diferencia entre una buena compañía y una gran compañía: la buena compañía ofrece excelentes servicios y productos mientras que una gran compañía hace esto y se esfuerza por hacer del mundo un lugar mejor.

METODOLOGÍA DEL ESTUDIO
Se ha realizado un estudio comparativo entre países siguiendo una metodología propia en la que se analizaron las memorias de sostenibilidad de las cuatro empresas dedicadas al sector pastero-papelero consideradas como referentes a nivel nacional y destacadas a nivel mundial: UPM-Kymenne y Stora Enso en Finlandia y Torraspapel y ENCE en España. También se analizó la información contenida en sus páginas web relacionada con la RSE.

Con la intención de investigar más profundamente la integración del modelo en la empresa se hicieron entrevistas personales a los representantes más cualificados en materia de RSE. También se contó con la colaboración de los representantes de dos conocidas ONG (una en Finlandia y otra en España) para dar otra perspectiva sobre la aplicación de la RSE en las empresas dedicadas al sector forestal.

La parte del análisis de los informes fue la más tediosa, puesto que a pesar de las guías existentes para el desarrollo de los informes de sostenibilidad, ya sea GRI o AA1000, cada empresa tiene su manera de elaborar el documento. Esto dificulta enormemente la comparación entre empresas a través de estos informes. Pero por otro lado abre puertas a continuar investigando para desarrollar una guía o esquema para el sector, en un intento por aunar criterios dentro del mismo.

En la actualidad existe la “Guía de la responsabilidad social y ambiental en el sector forestal” editada por la fundación COPADE (2010) para los sectores forestales, madereros y afines. Sin embargo, el presente estudio es anterior a su publicación.

RESULTADOS
Los resultados se pueden dividir en tres grupos atendiendo a las fuentes de información utilizadas (informes de sostenibilidad, páginas web y entrevistas). Los resultados obtenidos de los informes de sostenibilidad apuntan a que la comparación entre memorias resulta farragosa, no solo entre países sino incluso dentro del mismo país.

A pesar de que las empresas españolas están demostrando un especial interés en la integración de la RSE, se observa que son aún cautelosas, esperando a que los demás países actúen primero. Mientras que los informes de las empresas finlandesas destacan por su brevedad y concreción, los de las empresas españolas son de gran extensión, haciendo especial hincapié en la dimensión social. Esta diferencia parece deberse en gran parte a que las empresas finlandesas llevan más años trabajando en la materia.

Una de las observaciones que más llama la atención y pone de manifiesto el avance de las empresas finlandesas es que sus informes no solo contemplan los aspectos positivos de su gestión, sino que incluyen también impactos negativos.

Las páginas web han mejorado bastante en los últimos meses, sobre todo las de las empresas finlandesas. Las españolas están todavía unos pasos por detrás en cuanto a organización y unificación de la información.

Entre los resultados obtenidos se observa que las empresas finlandesas estudiadas llevan trabajando en esta materia desde hace más de una década. Han publicado el doble de memorias para el mismo periodo de tiempo. Las empresas españolas afirman que se hallan en los primeros pasos en materia de RSE. Esto se ve reflejado tanto en las memorias como en la visión global que los empleados se han creado de la empresa. En las entrevistas realizadas tanto a responsables de Stora Enso como de UPM-Kymmene se percibe una mayor madurez del concepto, y un esfuerzo por su promoción entre los grupos de interés. La tardía entrada de este modelo en España, y con ello en ENCE y Torraspapel, hace prever que se hablará de ello como modelo de gestión, cuando en realidad debería hablarse de cultura de la empresa.

Para evitar una visión unilateral, se entrevistó a representantes de dos conocidas ONG. WWF afirmó que en el caso español sí que se está notando un avance en el sector forestal en cuanto a integración de RSE y apertura al diálogo, aunque de forma muy puntual. Al mismo tiempo confirma la necesidad de una comunicación más fluida entre las ONG y el sector empresarial, así como el destierro de viejos tópicos sobre las ONG, como la escasa cualificación de sus trabajadores o el hecho de que siempre estén en desacuerdo con las acciones tomadas por una empresa.

Por su lado, las empresas españolas coinciden en que necesitan una mejora en la comunicación con los distintos actores.

Tanto a nivel nacional, sectorial y empresarial, el análisis cualitativo reveló que la comunicación con respecto a la RSE no es la adecuada. La complejidad del concepto RSE y su amplitud aún crean desconfianza.

Todas las empresas y ONG confían en que la RSE cree valor en la empresa. Pero más allá del beneficio para el poder mercantil (Attali, 2007), están teniendo un gran impacto en el desarrollo sostenible, como afirmó WWF.

No obstante, varios puntos siguen sin resolverse: si las acciones responsables no son más que el afán de la empresa por mejorar su imagen; si el hecho de que los consumidores estén desinformados contribuye a que se produzcan irregularidades y actuaciones insostenibles tanto en los países de origen de la empresa -en el caso estudiado, España y Finlandia- como en otras economías emergentes, como puedan ser Brasil, Rusia o China.

CONCLUSIONES
En el título del artículo se equipara la conciencia del individuo con la RSE en la empresa forestal. La conciencia es la encargada de responsabilizarse de las acciones llevadas a cabo por el individuo. La RSE hace que la empresa analice su posición (trayectoria, objetivos misión y visión) y conozca todos los actores actuales implicados en su actividad (empleados, consumidores, accionistas…), así como los potenciales (nuevos mercados, nuevos consumidores…).

La empresa se puede asemejar a un hombre formado por diferentes partes que llevan a cabo diversas tareas. La RSE sería la que conecta todas las partes al cuerpo, la columna de la empresa.

Tanto las empresas finlandesas como las españolas están llevando a cabo grandes esfuerzos en referencia a la RSE, pero es necesario que se acelere la puesta en funcionamiento. La actual crisis financiera, junto con otros problemas globales, suponen desafíos que requieren rápidas respuestas. Como dijo Ortega y Gasset, hay que dejar de pensar en el hombre y sus circunstancias, para actuar por el hombre.

La RSE no es un concepto nuevo, siempre ha estado presente, pero no se le ha prestado la atención que merecía. Seguirá cambiando su nombre y no se tendrá claro si se trata de una moda. Sin embargo, en el momento presente, en el que es destacable el poder que tienen las empresas (no solo poder político sino también financiero) parece sensato establecer un modelo como la RSE tanto para que se exijan responsabilidades a sí mismas como para que se les exija por parte de los grupos de interés cumplir con el mayor número de requisitos para minimizar las desigualdades y favorecer la transparencia.

La RSE en las empresas forestales españolas
De acuerdo con el análisis de las empresas papeleras españolas estudiadas es necesario promover la RSE. Las empresas forestales carecen de participación en congresos sobre sostenibilidad (Cumbre de gestión sostenible, 2009) y jornadas relacionadas con la RSE (Jornadas Corresponsables, 2010). Esto apunta la importancia de incrementar la participación del sector forestal y de sus grupos de interés, así como la comunicación de las actividades forestales a otros sectores.

En este sentido, la RSE tiene muchas ventajas que ofrecer. El aumento de la información a través de las memorias de sostenibilidad de las empresas o de otros canales -como internet- puede incrementar el diálogo con los grupos de interés, consumidores, ONG, accionistas, universidades e incluso otros sectores interesados, lo que puede llevar a una visión más global y humana de la empresa, siempre persiguiendo satisfacer las demandas de la sociedad, las comunidades locales y el medioambiente, así como de accionistas y consumidores, sin olvidar la importancia del factor económico.

Esto no debe llevar a que el “árbol no deje ver el bosque”. Las memorias no son el fin último de la RSE sino la puesta en práctica de iniciativas que vayan más allá de los requerimientos legales o compromisos más estrictos de los exigidos en las diferentes normativas,  situando a la empresa en una posición competitiva.

Enlazando con la competitividad, la Inversión Socialmente Responsable es ya una realidad.

Por otro lado, el sector pastero-papelero tiene potencial para desarrollar la RSE, pero necesita ampliar los canales de información y comunicación con los diferentes grupos de interés. El desconocimiento por parte de la sociedad en general como de otros sectores tanto de la actividad como de los técnicos que la desarrollan requiere una rápida y eficaz estrategia para dar a conocer los impactos negativos (emisiones a la atmósfera o vertidos, consumo de agua) además de los positivos (desarrollo de la economía local) y las medidas para paliar impactos negativos, como la eficiencia energética, que contribuye económicamente ahorrando costos como ambientalmente mitigando los efectos del cambio
climático.

Propuestas de futuro: las cuatro íes
No basta con analizar la situación de la empresa forestal frente a la RSE sino que es necesario que la empresa se esfuerce por integrar la RSE en la cultura de la empresa y difundirla a los distintos grupos de interés. Se proponen por tanto a continuación cuatro cualidades que se consideran esenciales para incrementar tanto la credibilidad como la competitividad de la empresa.

Ingenuidad: La ingenuidad, en este contexto, se entiende como sinónimo de transparencia. Ser ingenuo implica no tener doblez. En muchas ocasiones se equipara la candidez con la estupidez, pero aquí se entiende la ingenuidad en la empresa asimilada con la transparencia de un niño. La capacidad de ser cristalino, no solo en la forma de informar, que ya se está aplicando, sino en la manera de actuar. Obviamente, la empresa forestal busca beneficios, pero, como se ha observado, las prácticas irresponsables y la falta de franqueza restan credibilidad y aumentan la desconfianza. La RSE viene a intentar disipar la desconfianza.

Imaginación: La empresa, al igual que el mundo, está en continua evolución, en continua transformación. En momentos de inestabilidad, como por ejemplo la situación actual en España, aquellos capaces de inventar, de crear nuevas estrategias para adaptarse a las circunstancias serán los que ocupen las posiciones avanzadas, si está entre los objetivos de la empresa ser diferente y destacar.

Iniciativa: En la empresa, como en el juego del ajedrez, se debe luchar por jugar con las blanca, tiene ventaja el que primero juega, a pesar de que puedan ganar las negras. Es cierto que parte de la ventaja del jugador que abre es psicológica. Por eso una vez tomada la iniciativa hay que saber mantenerla. En España aún cuesta tomar la iniciativa. La nueva Ley2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible da un paso más en la integración de la RSE en el mercado español. Sin embargo, esta ley no garantiza que España vaya a estar en un futuro cercano por delante de otros países. El que se avance en materia de responsabilidad está también en manos de las empresas y del resto de grupos de interés adecuadamente informados.
Entre las definiciones que recoge la Real Academia Española de la Lengua sobre empresa, la primera es “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. La adopción de la RSE como estrategia es en sí misma una empresa que provoca temor y desconfianza. Aquí es donde entra a formar parte la última I -de Inteligencia-, ya que el miedo es fácilmente salvable investigando y analizando. Para concluir, solo resaltar que el miedo se combate con el conocimiento.
Sabiendo que la RSE debe ir más allá, hay que empezar a reconocerla como la cultura de la empresa, el eje que une todo y a todos dentro de la empresa. Tiene que establecer vínculos, en primer lugar entre la empresa y sus trabajadores, accionistas y clientes, de modo que se sientan parte fundamental de ella. En segundo lugar, debe trasladar esos vínculos más allá de sus fronteras. O en otras palabras, actuando de manera local se puede tener repercusión global, tanto de manera positiva como negativa.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Colaboraciones Técnicas: La conciencia de la empresa forestal: Responsabilidad Social Corporativa.”
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