La bioenergía en Castilla y León, un sector estratégico para la Comunidad Autónoma.

Santiago Díez Castilla, Jefe de Área de Biomasa Ente Regional de la Energía de Castilla y León (EREN).
María Muñoz Contreras, Ingeniero Químico, Fundación CESEFOR – Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria.
Colaboradores:
Álvaro Picardo Nieto, Asesor de la Dirección General del Medio Natural de la Junta de Castilla y León
Rafael Ayuste Cupido, Jefe del Departamento de Energías Renovables del Ente Regional de la Energía de Castilla y León.

SITUACIÓN ACTUAL DE LA BIOENERGÍA EN CASTILLA Y LEÓN.
Una importante potencialidad de recursos.
Hoy en día, la biomasa de Castilla y León es un referente europeo. Su aprovechamiento energético, o bioenergía, aporta en torno a 380 ktep/año del consumo total de energía primaria regional, lo que supone una contribución próxima al 2 %.

Estas cifras están muy por debajo del gran potencial de biomasa que existe en la región, equivalente a unos 15.000 ktep/año en términos de energía primaria, y que está compuesto por los recursos que se muestran en la tabla I.(Ver pdf adjunto)

Como se observa, más del 85 % del potencial corresponde a recursos forestales y agrícolas. Además, solo en torno al 2 % del total tiene hoy en día un aprovechamiento energético.

Debe destacarse que se cuenta con el mayor capital forestal de España. Concretamente, un 51 % del territorio regional es forestal, del que un 32 % (aproximadamente tres millones de ha) corresponde a superficie forestal arbolada.

Con esta situación, Castilla y León es también un referente en la gestión de recursos forestales, ya que los aprovechamientos comerciales, la limpieza y otras prácticas culturales en los montes que se están llevando a cabo son fundamentales en la prevención de incendios y plagas, con consecuencias directas en la conservación y mejora del patrimonio forestal.

Tradición en el aprovechamiento energético y búsqueda de desarrollo futuro.
Desde un punto de vista técnico y de uso energético final, en bioenergía son posibles aplicaciones eléctricas, térmicas y mecánicas (transporte). Además, mediante la producción de biocombustibles sólidos (pellets, astillas, etc.) y biocarburantes (biodiésel, bioetanol, etc.) se consiguen productos con los que la biomasa en origen mejora su calidad como recurso energético.

En Castilla y León ya existe una importante actividad económica de aprovechamiento de los productos forestales, tanto en el sector primario como en la industria de procesado de la madera.

En el primer caso se trata de empresas de servicios forestales, de mejora de la sanidad del monte, de trabajos de extinción y prevención de incendios, de viveros, de cooperativas y de propietarios que extraen diversos productos forestales (leña, piñón, resina, corcho, etc.).

En relación con la biomasa forestal, viene siendo tradición el uso de la leña en el ámbito doméstico, especialmente en el medio rural. Además, en el sector maderero muchas de las industrias disponen de instalaciones que aprovechan los restos para aplicaciones térmicas en el propio proceso, si bien bastantes de ellas son antiguas y poco eficientes.

En generación de electricidad, dos industrias de fabricación de tablero incorporan plantas de cogeneración, que totalizan una potencia de 6,2 MWe.

Un análisis global de la situación actual de la bioenergía en Castilla y León quedaría reflejado en la tabla II, donde se recogen los principales proyectos que caracterizan el sector.

Esta situación en 2011 podría describirse como de lento desarrollo en los proyectos eléctricos, un número creciente, aunque insuficiente, de instalaciones térmicas en los sectores residencial, industrial y de servicios, el comienzo de actividad en producción y distribución de pellets y una situación de incertidumbre en la fabricación de biocarburantes.

En este contexto, y aunque se trata de un sector cuyo desarrollo está empezando, deben destacarse actuaciones interesantes, y que se han considerado proyectos pioneros a nivel nacional y europeo. Entre los ejemplos regionales, destacan los siguientes:
- La planta de generación de electricidad mediante combustión de 100.000 t/año de paja de cereal de 18 MWe en Briviesca (Burgos).
- El sistema de calefacción a partir de pellets integrado en la Real Colegiata de San Isidoro en León. Esta instalación ha recibido el premio BIOENERGÍA 2010 otorgado en el marco de la Feria Internacional de Energía, Medio Ambiente y Energías Renovables-GENERA.
- El sistema centralizado de Cuéllar (Segovia), que desde 1998 proporciona calefacción y agua caliente a partir de la combustión de 3.000 t/año de restos de la limpieza del monte, restos de piña, corteza de pino y otras biomasas.
- La planta para producción de biodiésel a partir de aceites vegetales usados y otros aceites vírgenes en San Cristóbal de Entreviñas (Zamora), con capacidad para producir 6.900 t/año.
- La fábrica de pellets de la Cooperativa Serpaa, en Villazopeque (Burgos), con capacidad de producción de 10.000 t/año a partir de biomasa forestal y serrín, que alterna esta actividad con la deshidratación, molienda y granulación de forrajes, debido a la gran temporalidad de estas últimas operaciones.

Además de intervenir en proyectos específicos, la Junta de Castilla y León también fomenta encuentros empresariales y actividades de divulgación del sector. Concretamente, destaca la convocatoria anual del Congreso Internacional de Bioenergía y la Feria Internacional Expobioenergía, que han cumplido en 2011 su sexta edición, convirtiéndose en eventos de referencia para todo el sur de Europa. También han de mencionarse algunas de las acciones en desarrollo por el EREN con el objeto de informar y difundir las posibilidades del aprovechamiento de la biomasa, como son: la colaboración con la Fundación Santa Bárbara  en el diseño y puesta en marcha de un Centro coordinador de la formación en energías renovables en Castilla y León; la participación en la Plataforma Tecnológica Española de la Biomasa–BIOPLAT o el apoyo a los centros tecnológicos y universidades con mayor interés en el sector, como Cartif, Cidaut y las Universidades de León y Valladolid.

EL PLAN DE LA BIOENERÍA DE CASTILLA Y LEÓN-PBCYL.
La Junta de Castilla y León ha considerado fundamental el apoyo institucional a la bioenergía, muy necesario en diferentes ámbitos, para resolver o minimizar los problemas existentes, así como para coordinar y favorecer su desarrollo.

En este sentido, se ha aprobado el Plan Regional de Ámbito Sectorial de la Bioenergía de Castilla y León, PBCyL, como la herramienta para articular un conjunto de medidas a favor del sector, bajo unos principios rectores de carácter básico y fundamental, relacionados con el desarrollo sostenible, rural y económico de la Comunidad Autónoma.

La aprobación tuvo lugar mediante el Decreto 2/2011, de 20 de enero (BOCyL n.o17 de 26 de enero de 2011), y el texto íntegro está disponible en la sede del Ente Regional de la Energía de Castilla y León y en las direcciones electrónicas www.jcyl.es y www.eren.jcyl.es.

Este plan tiene como organismos promotores las consejerías de Economía y Empleo, de Fomento y Medio Ambiente y de Agricultura y Ganadería, contando para su elaboración con un equipo técnico multidisciplinar compuesto por personal de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, el Ente Público Regional de la Energía de Castilla y León, EREN, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, ITACyL, y la Fundación CESEFOR, así como con apoyos puntuales de diversos departamentos de la Administración autonómica.

El documento se estructura en una serie de capítulos que incluyen un análisis detallado de los recursos de biomasa susceptibles de valorización energética y sus posibles aplicaciones. Mediante un diagnóstico de la situación del sector y su contexto se plantean objetivos cuantitativos para el año 2020 (con una revisión programada para 2015) y se especifican las barreras y problemas actuales y previstos para alcanzar dichos objetivos.

Partiendo de toda esta base, se proponen y justifican acciones y medidas para el sector, que constituyen la parte esencial del Plan, y se finaliza con un análisis económico y una estimación de efectos sociales y ambientales.

Esta metodología de planificación sigue las recomendaciones establecidas en el Plan de Acción sobre la Biomasa elaborado por la Comisión Europea.

La iniciativa de Castilla y León ha sido presentada en foros celebrados en Berlín y Kiel (Alemania), Bruselas (Bélgica), Trento (Italia), Coimbra (Portugal), Vaxjo (Suecia), Jyvaskyla (Finlandia), Atenas (Grecia) y Tartu y Tallín (Estonia) para intercambio de experiencias en bioenergía a nivel continental.

Durante la elaboración del plan se ha realizado un proceso de participación pública, en el que se han implicado más de cien entidades, mayoritariamente privadas, como foro de debate abierto en el que los agentes interesados en bioenergía han podido efectuar aportaciones en la detección de problemas y aspectos relevantes, así como en la propuesta de soluciones y medidas.

En el escenario para la planificación en bioenergía confluyen tanto el concepto de biomasa, extenso y heterogéneo, como las múltiples aplicaciones posibles.

El gran número de modelos diferentes de negocio y de variantes tecnológicas que aparecen, desde plantas de biocarburantes o generación eléctrica hasta calderas de pellets para uso doméstico, han llevado a utilizar, como herramienta conceptual, la “cadena de valor de la biomasa” en gran parte de los planteamientos del PBCyL.

Esta herramienta consta de una serie de etapas genéricas y consecutivas de obtención de biomasa, distribución, transformación energética y consumo de la energía final.

Teniendo en cuenta este patrón común de gestión, inherente a la naturaleza de la bioenergía, se pueden diferenciar proyectos tipo o subsectores con condicionantes económicos, técnicos y administrativos específicos, que en ocasiones se particularizan en Castilla y León.

Finalmente, como resultado, en el plan se llegan a establecer 49 medidas con 116 acciones concretas, que intentan resolver las dificultades específicas identificadas en las etapas de la cadena de valor de la biomasa en los diferentes subsectores.

De forma general pueden citarse acciones relacionadas con el establecimiento de normativas y su cumplimiento, las mejoras en la oferta de materias primas, los incentivos económicos a usuarios potenciales u otros agentes del sector, el fomento de la innovación o la creación de conocimiento en empresas y profesionales, la publicidad y difusión, o una actuación ejemplarizante desde las instituciones públicas.

Sobre esto último, cabe destacar la incorporación de calderas de biomasa en edificios públicos de la Junta de Castilla y León o la utilización de biocarburantes en la flota de vehículos oficiales, en línea con algunas propuestas para España del Plan de Energías Renovables 2011–2020.

El coste total de las acciones es de 489,6 millones de euros, que incluyen dos grupos principales: acciones de carácter general (230,7 millones de euros) y acciones ejemplarizantes de la Administración regional (258,9 millones de euros).

PREVISIONES DE FUTURO.
En el contexto internacional, 2020 es un año de importantes compromisos energéticos y ambientales, siendo esto uno de los motivos por los que se ha escogido como escenario temporal para el PBCyL.

En Castilla y León, el resultado de conocer la situación actual y prever la situación en 2020 ha permitido, por un lado, determinar objetivos para la biomasa valorizable y, por otro, estimar la ejecución de proyectos e instalaciones energéticas o el incremento en el consumo de fuentes de bioenergía.

En cuanto a la oferta de biomasa, se prevé aprovechar 6,8 millones de t/año, valoradas en 1,6 millones de tep/año, destacando 1 millón de t/año de biomasa forestal, 0,7 de cultivos energéticos, 0,7 de residuos ganaderos y 0,6 de restos agrícolas. Ese objetivo supondrá, tan solo, el 8 % del potencial teórico total en 2020 (frente al 2 % actualmente aprovechado).

En el plan se han analizado todos los recursos del sector forestal disponibles a nivel regional, y la propuesta es aprovechar 2,3 millones de t/año de madera en 2020. De este total, el 60 % será biomasa forestal y cultivos energéticos leñosos, y el 40 %, subproductos industriales y madera recuperada.

Dentro de las previsiones de aprovechamiento de biomasa forestal, la mayor proporción provendría de la gestión de la superficie de especies como el rebollo, la encina, el quejigo, el haya y otras especies de frondosas (aproximadamente, 700.000 ha), cuyo destino natural es el energético.

En este sentido, en el PBCyL se planifican medidas de especial urgencia para comenzar o incrementar la actividad en el sector, como la elaboración de un Plan de Movilización de Madera y nuevos planes de ordenación forestal o un Programa Regional de Cultivos Energéticos Leñosos.

Desde el punto de vista de la demanda de bioenergía, la situación prevista para 2020 referida a los principales tipos de proyectos se muestra en la tabla III.

En el PBCyL se prevé multiplicar por doce la potencia eléctrica instalada con biomasa o biocombustibles, hasta alcanzar 438 MWe, y multiplicar por tres la potencia térmica, hasta los 1.205 MWt instalados.

Además, en el escenario planteado, se llegarían a consumir 305.000 tep/año de biodiésel y bioetanol, y la capacidad para producir pellets se incrementaría en 297.000 t/año.

Resulta destacable en estas previsiones la generación de más de 3.100 GWh/año de electricidad, equivalente al 60 % del consumo doméstico en Castilla y León; y la producción de 162 ktep/año de calor, que supondría el consumo de calefacción de unas 162.000 familias.

Para conseguir avances en estas demandas de energía se prevé continuar con las ayudas a la instalación de calderas de biomasa y otros proyectos, modificar normativas urbanísticas o de vivienda de protección oficial o mejorar la información que se tiene de las aplicaciones de esta renovable con campañas de publicidad dirigidas hacia segmentos especialmente significativos.

En el plan se han evaluado, además, los efectos que tendrían para Castilla y León la consecución de los objetivos en 2020 y la aplicación de las medidas programadas, como se muestra en la tabla IV.

Por un lado, en 2020 se habrá mejorado la gestión de 550.000 hectáreas de superficie forestal y unas 750.000 de agrícola y se habrán evitado emisiones atmosféricas equivalentes a más de 2,2 millones de toneladas de CO2.

Por otro lado, se podrá asociar un empleo estable cercano a 4.700 personas, especialmente rural, unas inversiones en torno a 2.700 millones de euros, ventas de biomasa-materia prima cercanas a 3.000 millones de euros y ventas de productos terminados superiores a 10.000 millones de euros.

Finalmente se ha de considerar el hecho de que se está abordando un sector tan viejo como novedoso, con previsiones a largo plazo y enmarcado, entre otros, en mercados como el energético o el de materias primas, sujetos a múltiples variaciones. Por ello, es necesario un seguimiento periódico del plan y una revisión general en 2015 para valorar posibles adaptaciones a cada situación.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial Biomasa forestal: La bioenergía en Castilla y León, un sector estratégico para la Comunidad Autónoma.”
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