El sabinar de sabina albar (Juniperus thurifera L.) de Becerril de la Sierra.
Ana Lucas Mateos, Ingeniero Técnico Forestal, Oficina de Gestión del PRCAM.
En el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares están representados una gran variedad de ecosistemas. Algunos de ellos ocupan grandes extensiones, mientras que otros, no menos importantes, se localizan en áreas muy concretas de escasa superficie.
Este último caso es el de los sabinares. Tan solo existe dentro del ámbito de este espacio protegido una masa que sea conocida como tal, siendo su presencia por el resto de su territorio más bien testimonial y escasa.
Se localiza en el noroeste de la Comunidad de Madrid, a los pies del pico de La Maliciosa (2.227 m), por los términos municipales de Becerril de la Sierra y Navacerrada, en la ladera del monte de Los Almorchones, entre Peña Retuerta y el Cancho Alcatanes.
Este sabinar constituye un enclave muy valioso, pues este tipo de formación es muy escasa en Madrid y representa uno de los bosques arbóreos más originales y genuinos de la Península Ibérica. Son relictos testimoniales de los bosques esteparios preglaciales que conocieron su apogeo en épocas más frías y secas del Cuaternario, pero que actualmente parecen sentenciados a desaparecer, al encontrarse muy fragmentados y sobre territorios que parecen adversos para la vegetación arbórea.
La sabina albar (Juniperus thurifera) es una especie propia de las montañas y estepas y parameras altas áridas del arco mediterráneo occidental. Se distribuye por Europa: España, Italia y Francia y África: Marruecos y Argelia de forma discontinua y en muchos casos esporádica. El grueso de su área de distribución se encuentra en España.
En la Península, la sabina presenta una distribución con un núcleo principal en las parameras alcarreño-turolenses y sorianas, con irradiaciones que se extienden a lo largo del gran arco continental ibérico. También sobreviven dentro del sistema Central en ciertos pasillos calcáreos que bordean o penetran en el sector guadarrámico, conservándose enclaves sobre sustrato silíceo, como es el caso del sabinar de Becerril de la Sierra.
En el territorio de la Comunidad de Madrid su presencia es muy escasa y dispersa. Abunda más en la zona de sierra, donde encontramos dos representaciones importantes: el sabinar de Lozoya, bosque poco espeso en el que la sabina aparece mezclada con encina (Quercus ilex ballota), enebros de la miera (Juniperus oxycedrus) y algún que otro ejemplar de roble rebollo (Quercus pyrenaica) en las vaguadas. Este sabinar ocupa una superficie de unas 80 ha.
La otra masa, de menor extensión, es la existente en Becerril de la Sierra, donde la sabina se mezcla principalmente con el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) y localizamos más de 600 sabinas dispersas o en pequeños rodales por una superficie de unas 5 ha.
La singularidad de estas dos formaciones es que se asientan sobre sustrato silíceo cuando lo habitual es que la sabina prospere mejor sobre calizas.
En el resto de la Comunidad, se distribuye de forma esporádica por el tercio norte, el centro y el sureste.
Las características del enclave sobre el que se asienta el sabinar de Becerril son muy particulares. La zona pertenece a la vertiente meridional de la sierra del Guadarrama. Se ubica en la unidad fisiográfica de la sierra, con relieves muy accidentados constituidos por laderas y cimas de diversa altitud y acusada pendiente, sobre todo en las zonas más altas, y con elevada pedregosidad. El sustrato es silíceo, compuesto por formaciones granitoides. Estas características confieren un suelo de escaso desarrollo y una reducida capacidad de retención hídrica.
Se asienta en una ladera de orientación suroeste, con muchas horas de insolación anual. El grueso de la masa está comprendida entre altitudes de 1.260 a 1.380 m, sobre una superficie de aproximadamente 5 ha, existiendo algunos ejemplares sueltos fuera de su perímetro.
Los factores climáticos son comunes con otros sabinares: precipitaciones entre 1.000 y 1.500 mm anuales y temperatura media anual entre 9 y 10 ºC con inviernos muy fríos en los que se llegan a alcanzar temperaturas de -10 ºC y veranos muy calurosos con hasta 40 ºC.
El área ocupada por las sabinas estaría englobada dentro de la serie supramediterránea del roble melojo, Quercus pyrenaica. La degeneración sufrida por el estrato arbóreo de la zona es evidente, principalmente por las duras condiciones climáticas. El roble melojo ha quedado relegado a oquedades en el roquedo (en casos, en compañía de Sorbus aria y Sorbus intermedia), estando la cubierta vegetal actual dominada por el estrato arbustivo de sustitución compuesto por jara pringosa (Cistus ladanifer), muy abundante, con alturas que sobrepasan en muchos casos el metro y medio de altura, jara estepa (Cistus laurifolius), enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) -con muchos ejemplares en estado decadente y afectados por muérdago del enebro (Arceuthobium oxycedri)-, algún pequeño ejemplar de encina (Quercus ilex ballota), cantueso (Lavandula stoechas L. pedunculata), falsa mejorana (Thymus mastichina), botonera (Santolina chamaecyparissus) y siempreviva (Helichrysum stoechas).
El inventario realizado en el sabinar de Becerril de la Sierra recientemente evidencia que la formación se encuentra en expansión, como lo demuestra el hecho de que está constituido por una masa principal de sabinas de considerable tamaño (alguna con perímetro de tronco de 1,4 m y altura de más de 8 m) rodeadas por gran cantidad de individuos de dimensiones reducidas y abundante regenerado (pies menores de 1 m de altura) a su alrededor. Además, en el 65 % de los pies que presentaban fructificación, esta era abundante o muy abundante.
La masa presenta una formación típicamente abierta, aunque en ciertas zonas donde el suelo se encuentra algo más desarrollado resulta más espesa. Su estado fitosanitario es bueno, aunque ciertos ejemplares jóvenes presentan las ramas defoliadas o partidas a causa de la presión del ganado, sobre todo vacuno, muy abundante en la zona. También, algunos de los ejemplares con alturas entre 1,5 y 2,5 m presentan defoliadas o secas sus ramas expuestas al noroeste, dirección predominante del viento frío que baja de la sierra.
Por todo ello, este sabinar constituye una buena representación, aunque pequeña, de estos bosques tan originales que se desarrollan bajo duras condiciones, y actualmente parece encontrarse en expansión.
La sabina albar es una especie singular por la que en el marco de la Comunidad de Madrid ha sido protegida e incluida dentro del Catalogo Regional de Especies Protegidas, con la categoría de “Sensibles a la Alteración de su Hábitat”, lo que ha contribuido a que se conserven estas pequeñas formaciones singulares y escasas. Y el pequeño sabinar de Becerril de la Sierra además se ubica en la zona A del PRCAM, Zona de Reserva Natural.
Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Espacios Naturales Protegidos: El sabinar de sabina albar (Juniperus thurifera L.) de Becerril de la Sierra.” |