Ejemplar adulto macho (Foto: José Esteban Durán).

Ejemplar adulto macho (Foto: José Esteban Durán).

DESCRIPCIÓN.
Rhynchophorus ferrugineus (Olivier) es un insec o Coleóptero perteneciente a la familia Curculionidae cuyas larvas realizan galerías de alimentación en el interior de tronco de las palmeras.
El picudo rojo, también denominado curculiónido ferruginoso de las palmeras, se hospeda principalmente sobre Phoenix canariensis, P. dactylifera, Washingtonia filifera y Chamaerops humilis.
Este gorgojo, inconfundible debido a su gran tamaño -hasta 5 cm- y su color rojo ferruginoso, es originario de Asia tropical. En los últimos años, debido al incremento del comercio de especies de palmeras como plantas ornamentales, se ha propagado por diversos países de África y Europa. En España se detectó en el año 1994 sobre Phoenix canariensis y P. dactylifera en la provincia de Granada, y, posteriormente, en diversos puntos de Andalucía; en el año 2005 se declaró su presencia en el palmeral de Elche, y hoy en día se estima que se halla extendido por todo el litoral mediterráneo y las islas Canarias.
Considerado parásito de cuarentena en Europa, provoca graves problemas fitosanitarios y una gran alarma social, lo que se traduce en la publicación de diversas normativas, con medidas obligatorias como las prospecciones y restricciones al comercio de palmeras para prevenir su expansión.

CICLO BIOLÓGICO.
Este Coleóptero completa su ciclo biológico en el interior de la misma palmera, colonizando nuevos ejemplares cuando la ha destruido en su totalidad. Puede completar hasta 3 ciclos en un mismo año.

Capullo de pupación y larva de Rhynchophorus ferrugineus (Foto: José Esteban Durán).

Capullo de pupación y larva de Rhynchophorus ferrugineus (Foto: José Esteban Durán).

Los adultos presentan un cuerpo oval de color rojizo anaranjado con manchas negras sobre el tórax y estrías negruzcas en los élitros. En la cabeza poseen un alargado pico, donde los machos, a diferencia de las hembras, desarrollan una densa línea de pelos de color pardo. La vida del insecto adulto oscila entre 45 y 90 días, durante la cual manifiesta una intensa actividad diurna.
La hembra adulta deposita entre 300 y 500 huevos de forma aislada, aprovechando hendiduras o heridas de la parte externa de la corona de las palmeras.
Transcurridos unos días aparecen las larvas, ápodas, de color amarillo blanquecino en un principio y que se oscurecen con el desarrollo. Presentan una gran cápsula cefálica parda, con potentes mandíbulas, y se desarrollan en varios estadios hasta superar los 5 cm de longitud. Las larvas excavan galerías desde las axilas de las hojas hasta la corona, en cuyo interior se alimentan vorazmente.
Una vez completado el desarrollo larvario, construyen un capullo con fibras extraídas de las galerías de la palmera, en cuyo interior sufren una metamorfosis completa durante 15 – 30 días, para alcanzar el estado de adulto. Los capullos tienen una longitud de 4 a 6 cm y se localizan en la base de los árboles.
El insecto adulto se desplaza caminando y volando, siendo capaz de alcanzar largas distancias. No obstante, permanecerá en la palmera inicialmente atacada si todavía dispone de material vegetal para su alimentación. En caso contrario, y atraídos por los olores que desprenden las palmeras con heridas, colonizarán ejemplares no infestados.
Este insecto presenta un comportamiento gregario, ya que, junto a los efluvios emitidos por las heridas de poda en los árboles, las feromonas que emiten los primeros colonos actúan como atrayentes del resto de los adultos.

Palmera muerta por el ataque del picudo rojo (Foto: José Esteban Durán).

Palmera muerta por el ataque del picudo rojo (Foto: José Esteban Durán).

DAÑOS.
Los daños son provocados por la alimentación de las larvas en el interior de galerías que pueden alcanzar hasta 1 m de longitud, que parten de la corona y se extienden por todo el tronco. Externamente se aprecia un debilitamiento generalizado del árbol, en el cual las hojas centrales adquieren tonalidades amarillas para marchitarse posteriormente.
En los últimos años se ha constatado que la sintomatología ocasionada por la presencia de Rhynchophorus ferrugineus difiere dependiendo de la especie hospedante. En el caso de Phoenix canariensis, la corona muestra un aspecto caído, con desgarramientos en la zona de unión de las hojas con el tronco y foliolos amarillos y pardos con zonas comidas. Como síntomas específicos en el caso de ejemplares afectados de Phoenix dactylifera destacan la presencia de exudados gomosos de color rojizo o negro, de hijuelos secos o sueltos y de serrín en el tronco. En ambos casos se pueden localizar restos de pupas en la base y abundantes larvas en el interior de la copa.
La palmera es una especie vegetal con tan sólo una yema terminal; por ello, un ataque localizado en esta zona causa la muerte repentina del árbol. Phoenix canariensis muestra una elevada susceptibilidad al ataque de Rhynchophorus ferrugineus, el cual le provoca la muerte irremediablemente.


MÉTODOS DE CONTROL Y TRATAMIENTO.

El tratamiento químico, como sucede con todos los gorgojos, es poco efectivo debido a la dificultad de alcanzar las larvas que se encuentran en el interior de las galerías. Existen tratamientos preventivos que dificultan su dispersión, mediante productos químicos autorizados dependiendo del ámbito de aplicación: parques y jardines o viveros.
También se aconseja realizar únicamente podas de partes secas y en las épocas de menor movilidad de adultos para evitar que éstos sean atraídos por las heridas. En caso necesario, se deben eliminar la totalidad de los restos y aplicar algún tratamiento con los formulados existentes a las heridas de corte.
Como medidas suplementarias, se recomienda la prospección sistemática de lugares donde vivan especies susceptibles para determinar la presencia del parásito, y en caso de detectarse se procederá a la eliminación total de los ejemplares afectados.
Para la comercialización de especies susceptibles es necesario el Pasaporte Fitosanitario CE, expedido por los Servicios de Sanidad Vegetal de la Comunidad Autónoma correspondiente, que indica que dicho material ha sido sometido a controles que aseguran que está exento de Rhynchophorus ferrugineus.
En las islas Canarias, donde la especie más susceptible, Phoenix canariensis, es endémica, se ha prohibido de forma cautelar la importación de palmeras de tamaño superior a 5 cm de diámetro en la base, independientemente de su procedencia.

 

Enrique Martín Bernal, Ing. Técnico Forestal, Dpto. Medio Ambiente. Gobierno de Aragón.
Nieves Ibarra Ibáñez, Ingeniera de Montes, Unidad de la Salud de los Bosques, Dpto. Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Gobierno de Aragón.

FICHA Nº30 Rhynchophorus ferrugineus (Olivier): Picudo rojo de las palmeras.
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