Gistaín es un pequeño pueblo, punto final de la carretera que surca el valle del mismo nombre, en lo más hondo del pirineo oscense. Situado a unos 1.400 m de altitud, se ofrece como magnífico mirador para contemplar, sin peajes, la majestuosidad de paisajes casi sin fin, empeña dos en sugerir en cada curva del camino otra imagen, otro elemento nuevo que aún quedaba por descubrir.
Gistaín, como otros pueblos que luchan contra el abandono en Aragón, ha apostado muy fuerte por recuperar la casi perdida tradición que mantuvo vivas a sus gentes en tiempos en que la vocación migradora no era tan acusada como en las tres últimas décadas. Ahora crecen y recuperan parte de su actualidad viejos oficios artesanos con los que se trata de reencontrar tal vez la misma vida, tal vez el mismo corazón del campo.
Allí, en la calma de un pueblo consagrado así mismo, defensor silencioso de su propia existencia, encontramos el Taller·Museo de Artesanía en Madera auspiciado por la Administración. Se gestiona a partir de artesanos genuinos, en edad no laboral, que se rebelan contra una suicida inactividad jubilar. En el taller domina la artesanía más pragmática, con gran cantidad de utensilios de uso diario o casi, realizados principalmente, como en toda la zona nortearagonesa, a partir de madera de boj (Buxus sempervirens), omnipresente en diferentes bojedas de mesófilas a termófilas en la mitad septentrional de Huesca.
Con menos profusión se confeccionan otros utensilios y tallas a partir de ramas de pequeño diámetro procedente de eladoptosis del pino a lbar (Pinus sylvestris), y en menor medida hemos visto muestras de trabajo sobre haya (Fagus sylvatica), pino negro (Pinus uncinsta), abeto (Abies alba) e incluso sobre roble (Quercus faginea). Pero tal vez merece destacarse el trabajo realizado sobre la misma puerta del museo, reclamo más notable para el visitante por el fuerte contraste de la madera de tono claro salpicado por el intenso color de los anillos de crecimiento, siempre patentes, y el sillar de piedra, oscura, en perfecta alineación, que obligan a cualquiera a detenerse, siquiera un momento, sorprendido acaso por la sencillez de su anuncio y la puerta siempre abierta , en permanente invitación a gozar de unos minutos de charla con el artista en su banco de trabajo.
Se trata de una puerta maciza, de pino del país (Pinus sylvestris), confeccionada en ocho vanos, encuadrados en listones también macizos que conforman dos superficies, la superior y la inferior, separadas por dos vanos transversales, con el fin de aligerar la estética mediante la ruptura de la línea vertical.
Esta puerta, sencilla en su estructura, fue realizada por el carpintero del lugar. Tanto la parte superior como la inferior presentan una simetría en su composición. Los vanos centrales verticales marcan el eje, apareciendo los laterales superiores con igual relieve, que además se repite, aunque incompleto, en la parte inferior.
La talla de madera está realizada en medio relieve, tratando de sintetizar muy esquemáticamente algunos elementos de la flora del lugar. El punteado del fondo que se aprecia en la fotografía de detalle está realizado con martillo y buril, y contribuye a resaltar la vegetación marcada con la gubia.
Se compaginan los motivos florales con otros geométricos que pueden recordar en cierta manera a los que se identifican en artesonados góticos. La semejanza, solo semejanza, con otros estilos es más amplia. Por ejemplo, hemos visto motivos similares en varios copetes de alacenas, más propias del Art Noveau , en casas señoriales en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama , en diferentes pueblos, tal vez con más intensidad en El Escorial, en donde sin embargo la madera utilizada era rebollo (Quercus pyrenaica) principalmente.
La tosquedad que presenta, la ausencia de un trabajo fino, es probablemente su principal característica , pero su creador ha conseguido, a partir de elementos simplistas un alto valor ornamental, en donde ha jugado sabiamente incluso con los nudos de la madera.
En la foto de detalle se aprecian los tonos azules característicos en otros trabajos que hemos apreciado en la misma zona. Resulta evidente que los mismos se producen en la parte superior de cada faceta de trabajo. Es el resultado de una escasa e inadecuada imprimación final, que resulta insuficiente para soportar las duras condiciones del invierno de Gistaín.
Almudena Códoba, Restauradora de Obras de Arte.
Teodoro Abbad, Dirección Gral. de Conservación de la Naturaleza.
FICHA: Artesanía en la segunda transformación de la madera. |