Fase gregaria de D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).

Fase gregaria de D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).

DESCRIPCIÓN.
Dociostaurus maroccanus es un insecto Ortóptero perteneciente a la familia Acrididae que produce importantes daños sobre eriales y pastizales y se constituye como una plaga de especial importancia.
Los insectos adultos alados son de color castaño manchado de oscuro, con antenas y palpos rojizos y el extremo del último artejo casi negro: las alas, hialinas, presentan venas negruzcas. Las hembras son más grandes que los machos y alcanzan una longitud comprendida entre 20 y 38 mm.
Las hembras depositan los huevos agrupados en el suelo, protegidos por
una estructura rígida que recibe el nombre de ooteca. Se trata de un canuto de forma cilíndrica-curvada, exteriormente cubierto por una capa térrea, y su longitud oscila entre 17 y 24 mm. El número de huevos en su interior es variable y depende de la época y circunstancias de oviposición. Son de color amarillento y alargados, con una longitud de aproximadamente 5 mm.
Una vez eclosionado el huevo, el individuo presenta 5 estadios de desarrollo separados por fenómenos de muda. Los 3 primeros corresponden a estadios de larvas (moscas o mosquitos), y los 2 últimos, a estadios de ninfas (saltones alados). El mejor criterio para distinguir un estadio de otro es mediante la forma del pronoto y, especialmente, el tamaño y posición de los esbozos alares y elitrales.
A pesar de ser comúnmente conocida como “langosta mediterránea”, D. maroccanus se localiza en regiones de diversos países de todo el mundo. En España. su “zona de permanencia” (área donde su presencia es continua y desde donde puede invadir nuevas áreas) abarca aproximadamente un millón y medio de hectáreas en suelos pobres de erial y pastizal. Los focos principales los localizamos en las provincias de Cáceres, Badajoz, Ciudad Real, Córdoba, Almería, Huesca y Zaragoza.

CICLO BIOLÓGICO.
Se trata de un insecto heterometábolo, de metamorfosis sencilla, que completa su ciclo biológico en tres fases de desarrollo: huevo, ninfa y adulto. La fase de huevo es hipogea: transcurre bajo la superficie del suelo, y las otras dos son epigeas: transcurren sobre la superficie del suelo. La época en que se sucede cada fase depende del área de distribución y de sus características climatológicas (en este artículo, las fechas son referidas a datos recopilados en Aragón).

Ciclo biológico de Dociostaurus maroccanus (Foto: Enrique Murria Beltrán).

Ciclo biológico de Dociostaurus maroccanus (Foto: Enrique Murria Beltrán).

La cópula tiene lugar transcurridos de 6 a 11 días después de la última muda que sufre el insecto. Una vez fecundada la hembra, se le comienza a hinchar el abdomen, rechaza al macho y busca el lugar adecuado en el suelo donde clavar aquél para depositar los huevos. La hembra gregaria realiza de 3 a 4 ootecas, que dan lugar a unos 120 individuos, mientras que la solitaria realiza sólo una puesta de alrededor de 22 huevos. Los huevos son depositados  por las hembras a comienzos del mes de junio en el interior de las ootecas, y una vez completado el desarrollo embrionario, transcurridos unos 9 meses, tiene lugar su eclosión, a comienzos de la primavera siguiente. Las condiciones de humedad y temperatura determinan el tiempo necesario para la madurez fisiológica de los huevos, pudiéndose prolongar los avivamientos en una zona entre 3 y 4 semanas.
Desde el avivamiento hasta la fase adulta, D. maroccanus pasa por cinco estadios de desarrollo que se van sucediendo a lo largo de la primavera, completando un periodo total de 33-45 días. La duración de cada uno de los estadios depende de la actividad del individuo y de su capacidad de alimentación y, por tanto, de desarrollo.
El insecto adulto aparece a finales de la primavera, normalmente en el mes de mayo. En un primer momento continúa caminando como en el estado de ninfa, pero transcurridos algunos días endurece sus alas y comienza a realizar vuelos cortos y bajos alrededor del punto de partida.
D. maroccanus presenta un polimorfismo de fases continuo y reversible, existiendo dos fases extremas bien definidas: fase solitaria y fase gregaria, con etapas intermedias de transición. Las diferencias entre las langostas que viven solitarias y las que viven en grupo son tan acusadas (morfología, fisiología, comportamiento, desarrollo, respuesta, etc.), que durante mucho tiempo se consideraron como dos especies distintas.

Pinos dañados por D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).

Pinos dañados por D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).

DAÑOS.
Durante los diferentes estadios de desarrollo de la fase solitaria, este ortóptero se alimenta de diversas especies herbáceas espontáneas (principalmente gramíneas) del lugar y zonas próximas de avivamiento. Durante los primeros días y las primeras fases de desarrollo presenta escasas exigencias de alimentación, pudiendo resistir cierto tiempo en zonas ralas sin abastecerse.
Sin embargo, durante la fase gregaria, las larvas y ninfas avanzan en cordones, comiendo a su paso todo el pasto y los cultivos próximos existentes. Las invasiones se producen tanto en terrenos forestales como en jardines y cultivos agrícolas.
D. maroccanus puede nutrirse de todas las especies vegetales presentes en las zonas de invasión; incluso se alimenta de cortezas de especies forestales como encina, coscoja, fresnos, etc., y tal y como se observa en la fotografía, de las duras acículas de los pinos.

Tratamiento aéreo contra D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).

Tratamiento aéreo contra D. maroccanus (Foto: Adán Martínez Garbayo).


MÉTODOS DE CONTROL Y TRATAMIENTO.

Con los conocimientos actuales, la única solución eficaz de D. maroccanus y otros ortópteros dañinos es la lucha integrada, incluyendo métodos culturales y biológicos. En principio, la decisión de realizar un tratamiento se tomará cuando se haya superado el umbral económico de daños.
Los tratamientos terrestres son necesarios cuando la plaga se encuentra concentrada en áreas muy determinadas, siendo más eficaces durante los primeros estados de desarrollo. Para ello se utilizan atomizadores rotatorios de ultrabajo volumen, montados sobre vehículos todoterreno que facilitan la dispersión del producto. Estos tratamientos son los más selectivos en la lucha contra dicha plaga, minimizando en lo posible los efectos nefastos sobre la fauna útil y cultivos ecológicos.
No obstante, en ocasiones la plaga coloniza enormes extensiones, devorando todo lo que encuentra a su paso. Es en estas situaciones, y si las condiciones lo permiten, cuando se requiere la realización de tratamientos con aeronaves. Éstos tienen como principal ventaja la rapidez de actuación, consiguiendo realizar tratamientos en grandes extensiones de terreno y a la vez obtener una gran eficacia. Sin embargo, presentan como principal inconveniente” la poca selectividad del tratamiento en cuanto a la existencia de cultivos ecológicos protegidos, explotaciones apícolas y otros daños en la fauna útil.
Respecto al momento de realizar el tratamiento, es necesario un riguroso estudio sobre la dinámica poblacional del ortóptero en la zona considerada, así como la caracterización ecológica del medio que constituye el hábitat de la especie.Los datos obtenidos en estos estudios durante varios años servirán de orientación para la determinación del momento de tratamiento en el resto de los casos, aunque dadas las características de la plaga, en la determinación del momento influyen múltiples circunstancias.

 

Enrique Martín Bernal, Ing. Técnico Forestal, Dpto. Medio Ambiente. Gobierno de Aragón.
Nieves Ibarra Ibáñez, Ingeniera de Montes, Unidad de la Salud de los Bosques, Dpto. Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Gobierno de Aragón.

FICHA Nº28 Dociostaurus maroccanus Thunberg: plaga de los eriales.
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