Manejo forestal sustentable de los bosques chilenos.
Roberto Ipinza Carmona, Dr. Ingeniero de Montes.
El artículo da una visión general sobre Chile, país forestal por excelencia. Se destaca la existencia de 15,9 millones de hectáreas de bosques tanto naturales como plantados, y se hace mención al papel de los bosques naturales como proveedores de energía para los habitantes del sur de Chile y a los 2,4 millones de hectáreas de bosques plantados que se han convertido en el sostén de una de las industrias forestales más pujante del mundo.
Se menciona la importancia que han tenido las leyes forestales en todo el desarrollo y quehacer del sector forestal, primando el Decreto Ley 701 sobre Fomento Forestal y la Ley de Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal.
Desde las intervenciones silvícolas más simples para la producción de pasta de celulosa hasta las más sofisticadas para maderas de alto valor, se ha requerido el apoyo de instrumental científico como simuladores, que han permitido la proyección y planificación de la producción de todo el sector forestal.
Los aspectos ambientales respecto al Manejo Forestal Sustentable también han jugado un papel relevante en el desarrollo forestal de Chile, ya que al ser un país eminentemente exportador, el consumidor de productos forestales -normalmente localizado en EE.UU. y Europa- exige cada día un mejor desempeño ambiental y la rastreabilidad de los productos forestales. Por esta razón, se ha creado un sello nacional de Manejo Forestal Sustentable -denominado CERTFOR- que ha sido homologado con PEFC, un sello europeo. Hoy en día existen cerca de 1,9 millones de hectáreas de bosques plantados certificadas con CERTFOR/PEFC. Certificadas con el sello FCS existen en la actualidad más de 400.000 hectáreas, y es probable que se duplique dicha superficie en los próximos cinco años. Una gran proporción de plantaciones ha optado por la acreditación bajo ambos sellos.
Los bosques de Chile están llamados a jugar un papel relevante en la mitigación del cambio climático, tanto a nivel de los compromisos internacionales como en su papel sectorial dentro del país. La responsabilidad social empresarial también está llamada a cuidar el ambiente: se esta comenzando a medir la huella del carbono de muchos productos de exportación, en donde los productos forestales están a la vanguardia. Además, a través de los bosques plantados se proyecta capturar 163 millones de toneladas de CO2 en el futuro, sin considerar el carbono acumulado en los productos forestales.
Para los próximos 50 años, los bosques naturales también están llamados a convertirse en protagonistas importantes del desarrollo forestal. Las iniciativas legales deberán permitir recuperar su potencial productivo y generador de servicios ecosistémicos, en especial en las regiones forestales donde su actual sustentabilidad se halla en declive.
Por ultimo, existe una fuerte tendencia a buscar y promover negocios en los que se favorezca a los pequeños productores. El paradigma empresarial en Chile está cambiando, ya que las grandes empresas son conscientes de que si a las pequeñas y medianas les va bien, a ellas también.
INTRODUCIÓN.
El bosque en Chile cubre 15,9 millones de hectáreas de un total de 75,7 millones que posee el territorio nacional. Es decir, el 21 % de la superficie del país está cubierto por bosques.
Existen dos tipos de bosques en el territorio chileno: los cultivados por el hombre, también conocidos como bosques plantados1 o plantaciones forestales, y los bosques nativos o naturales2. Ambos bosques son de vital importancia para el desarrollo de Chile.
Del total de bosques existentes, 13,5 millones de hectáreas corresponden a bosques naturales, mientras que aproximadamente 2,4 millones de hectáreas son bosques plantados con doble función: producción y protección. Esta superficie se ha logrado en gran medida gracias a las políticas de fomento forestal materializadas en el Decreto Ley 7013, promulgado en 1974 y vigente hasta 2012 tras varias modificaciones. La superficie de bosques plantados constituye la base de la pujante industria forestal chilena, que consume aproximadamente 40 millones de m3 sólidos sin corteza por año y que llegó al techo de exportación de 5.452,5 millones de dólares USA en el año 2008, antes de que se hicieran sentir los efectos de la crisis financiera mundial.
El sector forestal es el segundo exportador de importancia después del sector minero, basado principalmente en el cobre. Y el primero de un recurso natural renovable. Por esta razón, la industria forestal juega un papel primordial en la comunidad, especialmente en las localidades donde este sector se desarrolla: regiones del Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Dado que el 45 % de la superficie total de Chile es de aptitud forestal y que el 49,1 % del territorio sufre algún grado de erosión4, el sector forestal está llamado a seguir cumpliendo su papel de beneficio ecológico, y por lo tanto el sector de plantación debe continuar su crecimiento para proteger los suelos del cáncer de la erosión.
De los 15,9 millones de hectáreas de superficie total de bosques existente en Chile, el bosque natural es seis veces mayor en superficie que el conjunto de los bosques plantados, pero su aporte a las exportaciones es muy marginal. En efecto, las exportaciones forestales están constituidas en un 89 % por productos madereros de las plantaciones, siendo minoritaria la participación del bosque nativo. No obstante, este bosque tiene una enorme importancia como proveedor de leña (biomasa) para cocinar y calentar los hogares del sur de Chile. Para satisfacer esta necesidad se consumen aproximadamente 12 millones de m3 de madera cada año.
De la superficie total de bosque naturales (13,5 millones de hectáreas), aproximadamente 3,9 millones se encuentran protegidas por el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado5. El resto de la superficie, 9,6 millones de hectáreas de bosque, se consideran productivos en bienes y servicios ambientales. Han sido intervenidos utilizando el marco jurídico, en primera instancia, la Ley de Bosques del año 19256, que fue creada para regular las actividades en plantaciones y en vegetación nativa como modo de incentivar la forestación mediante beneficios económicos y tributarios. Es importante enfatizar que, a excepción de las áreas protegidas, todos los bosques naturales, además del suelo y el agua, son de propiedad privada, y solo el 25 % de los bosques naturales se encuentra en manos de pequeños propietarios.
Según una clasificación realizada en el bosque natural chileno7 es posible distinguir cinco condiciones: virgen, intervenido, renoval (bosque secundario), degradado y bosques achaparrados. Las cuatro primeras condiciones suman alrededor de 10,4 millones de hectáreas; de esta superficie se estima un bosque productivo de 4 a 5 millones de hectáreas aproximadamente, en su mayoría intervenidos8. Estudios recientes establecen la existencia de una superficie potencialmente productiva de 4,3 millones de hectáreas de bosques naturales9.
Para asegurar la sustentabilidad del bosque natural se ha aprobado la Ley N.° 20.28310, también conocida como Ley de Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal (30.07.2008). A efectos de la aplicación de esta ley existe una superficie susceptible de intervención de 1,1 millones de hectáreas. Para la superficie disponible, se estima que con un presupuesto de 36 millones de dólares USA anuales aportados a los propietarios del bosque, en el horizonte de 20 años de vigencia de la ley se establecerían bajo régimen de manejo un máximo de 733.000 ha. Esto conduciría a que los bosques naturales recuperasen su función productiva y ecosistémica, beneficiando al propietario y a la sociedad.
MANEJO FORESTAL.
La gestión más intensa la reciben los bosques plantados de Pinus radiata (65 %). Del análisis de los distintos esquemas de manejo silvícola aplicados por empresas y otros propietarios se reveló que la gestión silvícola puede ser clasificada en ocho grandes grupos de esquemas de manejo forestal11, de acuerdo a si tienen raleos (claras) o no y a la presencia de podas y la altura de éstas. Así mismo, los rodales con poda oportuna pueden ser desagregados según la densidad final del rodal.
Los esquemas de manejo se han estratificado en tres categorías según el producto (o troza) buscado:
-Pulpa o pasta: se refiere al esquema 1, sin raleos ni podas. Su objetivo es aprovechar sitios de baja productividad para obtener productos para pulpa.
-Aserrable o aserrío: se refiere a los esquemas 2 y 3, los que tienen sólo raleo. Su propósito es generar trozas principalmente aserrables.
-Poda: incluye los esquemas 4 a 8, los que varían según la altura de poda y la densidad final del rodal. Al esquema 4, de dos podas tardías, también se le reporta como “multipropósito”.
El cuadro nº 1, en la siguiente página, describe las variables con que se especifican los esquemas de manejo silvícola.
En Chile, a través de un trabajo cooperativo gubernamental y privado se han desarrollado varios modelos de simulación de crecimiento, entre los que destacan RADIATA12, EUCASIM13 y EUCANIT14. Estos tiene incorporado el efecto del manejo silvícola, lo que permite proyectar diversos escenarios y optimizar dichas actividades.
En el caso de las plantaciones con Eucalyptus globulus y E. nitens se puede considerar que el objetivo dominante de manejo es la obtención de pasta o pulpa. No obstante, existen esfuerzos de aplicación de esquemas silvícolas de alto valor para la obtención de madera para aserrío y chapas. En concreto, el Grupo Empresarial Nitens, localizado en la región de Los Ríos, está trabajando con intensidad en la generación de este tipo de producto, lo que no ha estado exento de dificultades, ya que las tensiones de crecimiento constituyen una seria barrera tecnológica para el desarrollo de las diferentes operaciones.
Cuando en el año 1974 se promulgó el Decreto Ley N.° 701 con la finalidad de regular el uso racional de los recursos naturales renovables de los terrenos forestales y conservar, mejorar, proteger e incrementar los recursos forestales del país, para el bosque natural se promulgó el Reglamento Técnico D.S. N.° 259/1980, que regula el manejo del bosque nativo de manera que quede asegurada su regeneración. Para ello se reconocen los siguientes métodos de corta: corta a tala rasa, corta del árbol semillero, corta de protección y corta selectiva o entresaca. Esta normativa ha tenido como objetivo velar por la sustentabilidad del bosque natural, es decir, que se obtengan productos de calidad en forma continua. En la figura 1 se muestra un esquema de sistematización de la información con la finalidad de definir esquemas de intervención en bosques naturales15.
En estos bosques, a pesar de existir muchos estudios y constituir comunidades forestales relativamente simples si se las compara con las tropicales, existe muy poco manejo silvícola, pues solo un 3 % es manejado en forma sustentable. La mayoría de las intervenciones son solo meras explotaciones que no velan por la sustentabilidad.
Lamentablemente, esto ha llevado a la descapitalización económica por pérdida de cantidad, de calidad y de estructura del recurso, ya sea
porque se extrajo demasiada madera o porque fue sobreexplotado. La degradación de los bosques para extraer leña, la sustitución o conversión de los mismos a actividades agrícolas y ganaderas, la fragmentación o el aislamiento de bosques naturales entremedio de plantaciones, los incendios forestales y los proyectos de infraestructuras son los factores más importantes que amenazan a los bosques naturales. En resumen, el 90% de la madera que se cosecha de los bosques naturales es destinada a leña y extraída sin criterios de manejo forestal sustentable.
En el año 2010 se ha creado la organización gremial APROBOSQUE, entidad que agrupa a propietarios de bosques naturales que están utilizando una silvicultura cercana a la naturaleza para generar beneficios en forma permanente; esta iniciativa se lleva a cabo bajo las directrices de PROSILVA17. De esta forma, los bosques naturales pueden generar sus beneficios ambientales y productivos a través de su dinámica natural, la cual puede ser mejorada con la intervención humana siempre y cuando esta se efectúe bajo el concepto de manejo forestal sustentable. Son pocas las herramientas de proyección para los bosques naturales, destacando un simulador (NOTHO) para bosques de segundo crecimiento en especies de Nothofagus de alta productividad18 con desagregación de productos forestales.
CERTIFICACIÓN FORESTAL Y BUENAS PRÁCTICAS.
Chile ha sido pionero en América del Sur en la adopción e incluso mejora de sellos de Manejo Forestal Sustentable, y desde la creación del estándar nacional CERTFOR19 en el año 2002, homologado por PEFC20 en 2004, la superficie certificada ha aumentado de forma sostenida. Hoy, el sistema cuenta con una superficie certificada de 1,9 millones de hectáreas, lo cual lo convierte en el mayor sello de certificación de Chile, acorde con la tendencia internacional.
En términos de cadenas de custodia, la tendencia hacia la certificación comenzó en el año 2004, registrándose una gran incorporación en el año 2005, producto de las mayores exigencias internacionales en términos de etiquetado. En el año 2009 hubo un crecimiento explosivo del sistema, registrándose la incorporación de 16 nuevas empresas, el mayor crecimiento desde el inicio del sistema. El 2010 fue similar a 2009 en términos de nuevas cadenas de custodia, incorporándose 15 nuevas empresas; a la fecha, el sistema cuenta con 49 cadenas de custodia.
Otro sello importante en Chile es FSC22, que en la actualidad supera las 456.923 hectáreas y 17 áreas forestales certificadas, así como 76 cadenas de custodias certificadas23. La certificación FSC es el sistema más prometedor en Chile y en el mundo, ya que permite asegurar el manejo forestal responsable desde los puntos de vista ambiental, social y económico. FSC Chile cuenta con el apoyo de diversas ONG ambientales, consultoras, sindicatos, organizaciones sociales, indígenas, empresas forestales y científicos. Empresas como MASISA, Bosques Cautín, el Grupo COMACO, entre otros, están certificadas por este sello de manejo forestal sustentable. Las dos grandes empresas forestales chilenas, MININCO y ARAUCO, están realizando esfuerzos para, además de tener el sello CERTFOR/PEFC, obtener este otro sello de manejo forestal sustentable.
En los bosques naturales también se promueve la aplicación apropiada y equitativa de la Ley de Bosque Nativo, el desarrollo de Buenas Prácticas Forestales y el Sistema Nacional de Certificación de Leña24 como estrategias principales para aumentar el manejo forestal sustentable y frenar la degradación de los bosques debido a la extracción de leña sin planes de manejo.
CARBONO.
Desde la perspectiva de la mitigación del cambio climático, los bosques plantados originados a partir de la aplicación del DL701 de Fomento Forestal han tenido una contribución relevante. ODEPA25 ha estimado que la captura de carbono atmosférico es del orden de 122 millones de toneladas de CO2, monto calculado sobre la base de aproximadamente un millón de hectáreas bonificadas. En el futuro, se estima que dicha captura alcance 163 millones de toneladas de CO2, sin considerar el carbono acumulado en los productos forestales (casas, muebles, juguetes, papel, entre otros).
Pocas empresas forestales chilenas han abordado el asunto de la huella del carbono, y menos, la huella ecológica. En este contexto cabe destacar el esfuerzo de la empresa ARAUCO, que en un millón de hectáreas de bosques plantados determinaron las emisiones directas e indirectas de los gases de efecto invernadero, abarcando desde el suelo forestal hasta el producto terminado. Se midió en tres áreas de negocio (forestal, celulosa y madera -aserrada y paneles-). Las metodologías empleadas para el cálculo fueron las recomendadas por: Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (The Greenhouse Gas Protocol -GHG Protocol-), Instituto de Recursos Mundiales (World Resource Institute -WRI-), Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (World Business Council for Sustainable Development-WBCSD-), National Council for Air and Stream Improvement (NCASI) y Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (Intergovernment Panel of Climate Change -IPCC-).
Los resultados de esta iniciativa indican que la producción de celulosa emite 344 kg CO2e/ADt26, lo que significa el 58 % de los gases de efecto invernadero que se generaron durante 2008. Las operaciones forestales alcanzaron 23 kg CO2e/t, lo que equivale al 26 %. La producción de paneles, con 90 kg CO2e/t, aporta el 13 %. Por último, la producción de madera contribuye con el 10 %, que equivale a 83 kg CO2e/m3.
También es importante destacar el esfuerzo realizado por algunas empresas forestales en la comercialización de bonos de carbono de bosques plantados, fundamentalmente en mercados voluntarios.
Por último, en el uso de leña como combustible proveniente de bosques naturales manejados con un sello de manejo forestal sustentable y realizadas las estimaciones de carbono con metodologías IPCC27, seguramente la actividad es de carbono neutral, por lo que se evita el uso de combustibles fósiles; por lo tanto, estos bosques también cumplen un papel en la mitigación del cambio climático. Además, a partir de la biomasa de bosques plantados, en la actualidad se generan alrededor de 500 MW. Algunos de estos MW se han originado utilizando el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto. La generación de este tipo de energía constituye el elemento más promisorio para sustentar un desarrollo energético a partir de un recurso natural renovable, y seguramente este aporte se incrementará en el futuro.
SUSTENTABILI DAD DE LOS BOSQUES NATURALES.
El Instituto Forestal de Chile (INFOR) realizó un análisis de la sustentabilidad en el 67 % de los bosques naturales de Chile28, y de acuerdo a este informe, las regiones de El Maule, El Biobío y Araucanía son las más vulnerables, y posiblemente no dispongan de la resiliencia suficiente como para soportar los cambios drásticos que se están originando y que verán acentuados por la acción del cambio climático, fundamentalmente por el cambio de los regímenes de temperatura y precipitación, así como por la propia operación de la nueva ley de los bosques nativos. En el cuadro 2 se muestra una clasificación de la sustentabilidad en las regiones con bosques naturales de Chile.
La promulgación de la Ley de Recuperación de Bosque Nativo es un hito importante en el escenario actual porque constituye no solo una oportunidad de concretar, en acciones, la recuperación de las capacidades de producción de bienes y servicios de nuestros bosques, sino también la determinación de posibles amenazas en bosques cuya actual condición general no soportaría una actividad silvícola intensa.
Este informe es indicativo de que el manejo de los recursos comprendidos en los ecosistemas forestales debe necesariamente ser reorientado hacia métodos más integrales de manejo forestal, es decir, manejo ecosistémico, manejo adaptativo, manejo de impacto reducido, junto con instancias de recuperación que consideren todos los bienes y servicios asociados al recurso bosque, actuando a escalas de operación territoriales y no sólo a nivel específico de rodal, es decir, considerar el concepto de ordenación forestal de multirrecursos. En este contexto, se destaca un avance importante de las iniciativas de colaboración de entidades de investigación (INFOR) con asociaciones de propietarios de bosque naturales como APROBOSQUE en Valdivia, región de Los Ríos, bajo concepto de sustentabilidad, iniciativa apoyada por entes asociados al Estado de Chile.
TENDENCIAS.
En Chile, las actividades sobre los bosques son muy intensas debido a que su condición de propiedad privada permite que los propietarios apliquen variadas iniciativas e innoven con el fin de optimizar la producción de bienes y servicios. A continuación se destacan algunas de ellas impulsadas y desarrolladas por empresas forestales, como MASISA, por diferentes ONG y organismos internacionales y gubernamentales.
-Identificación de Bosques de Alto Valor de Conservación, definidos como aquellos que albergan atributos excepcionales o de gran importancia relacionados con la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y las necesidades de las comunidades locales y su identidad cultural. Se integran en áreas privadas de conservación donde se aplican un manejo forestal con criterio de manejo adaptativo y un enfoque
precautorio.
-Establecimiento de una Nueva Generación de Plantaciones, concepto que ha contribuido positivamente a la conservación y el desarrollo social, y que está orientado al aprendizaje basado en experiencias concretas. En Chile se está promoviendo esta nueva generación de plantaciones que son compatibles con la integridad de los ecosistemas y su biodiversidad, e involucran a los actores locales y protegen los bosques de Alto Valor de Conservación.
-Certificación FCS–SLIMF29, Certificación en Grupo, un programa para reducir costes de pequeños propietarios y simplificar la certificación de contratistas silvícolas FSC hacia los servicios ambientales: aumentar el efecto sumidero de los bosques (FSC–REDD+30, entre otros).
-Certificación FSC y Comercio Justo (CJ) aplicado a comunidades y pequeños productores (por ejemplo, en la comuna de Curacautín, en la región de La Araucanía). Capacitación de Productores. Miembros de las Iniciativas WFTO31 y COMPARTE32 (FSC–COPADE33, etc.) España, Chile. Es una alternativa valiosa para las exportaciones chilenas, según principios ambientales y sociales reconocidos a nivel internacional con el respaldo de las organizaciones involucradas: FSC y CJ.
-Primer Consorcio de Biocombustibles Forestales, Fundación Chile, Bioenergías. Las empresas CELULOSA ARAUCO, CMPC, MASISA, universidades de Concepción y de Valparaíso y Fundación Chile formaron el primer consorcio de biocombustibles forestal. Tres son los grandes aspectos en los que se concentrarán: la producción de etanol a partir de la fermentación de derivados de la celulosa (de hexosas y pentosas); el mejoramiento de biocombustibles sólidos (por ejemplo, pellets de bambusáceas); y la optimización de la eficiencia de la cogeneración.
-Conformación del Clúster de Madera de la Región de los Ríos para mejorar el desempeño de la pequeña y mediana industria o propiedad forestal con el apoyo de las grandes empresas, institutos de investigación y universidades, tales como: Corporación de la Madera, ARAUCO, MASISA, Instituto Forestal, Corporación Nacional Forestal, Universidad Austral, APROBOSQUE, Grupo Nitens, Agenda Local 21, entre otro actores regionales.
Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial: Manejo forestal sustentable de los bosques chilenos.” |