COSTA RICA: modelo de conservación y protección de la Naturaleza.

José González Granados, Ingeniero Técnico Forestal.

Si se busca por el mundo una nación que haya apostado por la conservación de sus bosques y por la protección de su vasta biodiversidad, hasta el punto de que se han convertido -gracias al turismo ecológico- en la locomotora económica del país, esa es Costa Rica.

No en vano es el Estado que cuenta con mayor número de Parques Nacionales y Reservas destinados a proteger lo más valioso de su patrimonio natural. A pesar de su pequeño tamaño (Costa Rica tiene una extensión de 51.100 km2, apenas mayor  que la superficie de Aragón), se han identificado algo más de 9.000 especies de plantas vasculares -entre ellas, 1.200 orquídeas-, así como cerca de 1.600 especies de vertebrados: 205 mamíferos (la mitad de ellos, murciélagos), 885 aves (más que en EE.UU. y Canadá juntos), 230 reptiles, 175 anfibios y 130 especies de peces de agua dulce. En cuanto a los invertebrados, se acerca al medio millón de especies (más de 300.000 son insectos), un número que se incrementa continuamente conforme avanzan los estudios de este tipo de fauna. Pero de nada valen estos datos si no se preservan los hábitats que mantienen tan imponente diversidad de vida; conscientes de ello, este país ha elevado la protección a todos los bioecosistemas existentes: la totalidad de sus bosques, tan distintos como únicos, desde las florestas de los bosques -nubosos, pluviales, caducifolios, pantanosos y ribereños- hasta los páramos, las lagunas herbáceas, los manglares e incluso los arrecifes de coral. Pero además, la red de Parques Nacionales (22), Refugios Nacionales de Vida Silvestre (12) y Reservas Biológicas (14) acoge también las áreas de interés geológico y geofísico -con los volcanes activos, las fuentes termales, las cavernas y los relieves relictos del movimiento de placas tectónicas-, las de interés histórico y arqueológico -como los asentamientos precolombinos- y las de interés escénico -como son sus playas y cataratas-, amén de las de excepcional importancia conservacionista, preservando las islas donde anidan pelícanos y tijeretas de mar, las zonas donde se encuentran los últimos remanentes de los bosques mesoamericanos y las playas donde se producen grandes arribadas de tortugas marinas. Todo este privilegiado entorno se ha convertido en una verdadera “meca” para los ecoturistas, los naturalistas y los investigadores que desean admirar y estudiar la exuberancia de la naturaleza tropical costarricense.

Uno de los parques emblemáticos de Costa Rica es el Parque Nacional de Tortuguero, localizado en la costa del  mar Caribe. Es un área formada por un sistema navegable de lagunas y canales que permite observar la gran diversidad biótica que alberga. Es una de las zonas más lluviosas del país (entre 5.000 y 6.000 mm al año), y algunas de sus especies arbóreas más conocidas son: Pentaclethra macroloba, Hieronyma alchorneoides, Calophyllum brasiliense, Carapa guianensis y Cocos nucifera. Entre la fauna destacan el jaguar (Felis onca), el perezoso de tres dedos (Bradypus variegatus), el mono carablanca (Cebus capucinus), el murciélago pescador (Noctilio leporinus), la gran rana ternero (Leptodactylus pentadactylus), el sapito rojo (Dendrobates pumilio), el gavilán cangrejero (Buteogallus anthracinus) y el escaso colibrí nuquiblanca (Flosiruga mellivora). También es una de las áreas más importantes para el desove de la tortuga verde (Chelonia mydas).

Pero por desgracia también es verdad que el bosque tropical que antaño poblaba las tierras bajas se ha visto considerablemente mermado en su extensión, pues ha sido talado para sacar su madera y “mejorar” el terreno al hacerlo disponible para la agricultura. Como resultado, los remanentes de estos bosques se encuentran en zonas marginales, especialmente en las tierras altas. En el centro del país, las tierras bajas son terrenos ocupados por pastizales, plantaciones de café, de banano y de palma americana, así como cañales y arrozales.  Aun así, el 18 % de la superficie (9.000 km2) que ocupan sus Parques y Reservas está protegida eficazmente por las leyes costarricenses, aunque si se incluyen todas las zonas que reciben cierto grado de protección, el total asciende a más de 16.000 km2 (el 32 % del país). Debe además mencionarse aquí la contribución de las Reservas privadas, como sucede con el Bosque Nuboso Monteverde y el adyacente Bosque Eterno de los Niños, ejemplos de lo que se puede lograr mediante la participación popular en la conservación.

El incremento del ecoturismo ha orientado un giro total en los esquemas conservacionistas a los largo de toda Costa Rica: más y más terrenos privados están siendo protegidos para salvaguardar los intereses turísticos. Esta es una tendencia muy positiva, puesto que los bosques sólo podrán encontrarse verdaderamente a salvo en la medida en que provean de beneficios económicos tangibles a la comunidad.
El empleo es uno de los beneficios más perceptibles: nadie querría destruir el bosque que le asegura su subsistencia.

Todo este privilegiado entorno se ha convertido en una verdadera “meca” para los ecoturistas, los naturalistas y los investigadores que desean admirar y estudiar la exuberancia de la naturaleza tropical costarricense.

Por todo el mundo abundan los ejemplos de países que han seguido el camino contrario, y a medida que eliminaban sus bosques y selvas se iban empobreciendo; y a medida que aumentaba la pobreza más se enseñaban con la naturaleza, hasta casi eliminar por completo su valioso patrimonio natural.

Por todo ello, Costa Rica es un claro ejemplo de conservacionismo bien entendido que muchos países deberían imitar, quizás también España, el país con la mayor biodiversidad en cuanto a especies vegetales, animales y variedad de hábitats de toda Europa.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial: COSTA RICA: modelo de conservación y protección de la Naturaleza.”
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