Naturaleza y Unión Europea.

Javier Ruiz-Tomás, Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea en España.

La protección de la naturaleza es uno de los pilares de la acción de la Unión Europea en materia de medioambiente.

Desde la adopción de la Directiva Aves1 en 1979, cuyo fin es preservar las especies y sus hábitats, incorporando parcialmente las disposiciones del Convenio de Berna2, se ha protegido una superficie importante del territorio de la Unión Europea. Al mismo tiempo, se ha ralentizado el deterioro del estado de conservación de las especies de aves protegidas y de sus hábitats, gracias a la Directiva Hábitats3. Actualmente hemos llegado a la política de Biodiversidad de la Unión Europea4, inspirada en el Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica5. Se puede decir, por tanto, que el papel de la UE a escala de la propia Unión y de sus Estados miembros, pero también a escala universal, ha tenido y tiene una gran importancia.

La integración del medioambiente en las otras políticas de la UE (pesca, agricultura, desarrollo de infraestructuras) como parte integrante de las mismas, y el desarrollo y la asimilación del concepto de desarrollo sostenible, presente en el Tratado de Lisboa6, han contribuido a conciliar de una manera menos lesiva para el medioambiente las necesidades  de progreso económico y conservación.

Hoy por hoy, 593.486 km2 de superficie terrestre de los Estados miembros y 102.663 km2 de áreas marinas (195.032 km2 y 1.034 km2 respectivamente en España) están protegidos bajo la Directiva de Aves y 719.015 km2 de superficie terrestre y 132.923 km2 de áreas marinas lo están bajo la Directiva Hábitats7.

Esta combinación de medidas de protección de cientos de especies de aves, mamíferos, insectos, peces, plantas… así como de hábitats naturales terrestres y marinos de interés comunitario es la más ambiciosa adoptada en todo el mundo para la mejor conservación del medio natural y de la biodiversidad que alberga.

La lucha contra el declive de la biodiversidad, que se plasmará este año -tras la cumbre de Nagoya del mes pasado8 – en un Nuevo Plan de Acción de la Unión Europea, al que auguramos todo el éxito que merece, es otro pilar preeminente de la política y el derecho de la UE.

Hay, desde luego, mucho camino por recorrer, especialmente en la identificación, designación y protección de áreas marinas de especial valor, así como en la investigación, documentación y literatura científica que sirva para establecer el presente estado de conservación de especies y hábitats –desconocido en muchos casos- que permita adoptar las medidas pertinentes para asegurar su mantenimiento en un estado de conservación favorable.

Pero el camino recorrido no es, en absoluto, despreciable, y en el caso de la UE -y muy particularmente en el caso de España- es evidente que desde que empezaron a aplicarse las normas europeas de protección del medio ambiente la situación ha mejorado sensiblemente.

Finalmente, debemos acoger con esperanza los planes de la Unión Europea, desvelados en noviembre, de mejorar la protección de las áreas naturales de Europa9 y de restaurar antiguas zonas naturales –por ejemplo, las áreas abandonadas por la agricultura- así como de reintroducir especies otrora autóctonas (a la vez que continúa la lucha contra las especies invasoras), con los importantes beneficios económicos, sociales y medioambientales, la creación de empleo, el aumento del turismo y la mejora de los servicios ecosistémicos (lo que reducirá el coste del tratamiento de las aguas y de la adaptación al cambio climático) que ello conlleva.

Integrado todo lo anterior, combinándolo con la legislación de la UE con incidencia directa o indirecta en la protección y mejora del medio natural (aguas, residuos, impacto ambiental, contaminación del aire…), podemos mirar al futuro con un moderado –pero justificado- optimismo.

Hay mucho camino por recorrer, especialmente en la identificación, designación y protección de áreas marinas de especial valor.
Pero el camino recorrido no es, en absoluto, despreciable.
En el caso de España, es evidente que desde que empezaron a aplicarse las normas europeas de protección del medio ambiente la situación ha mejorado sensiblemente.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial: Naturaleza y Unión Europea.”
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