Evolución de los aprovechamientos forestales en los diez últimos años.

Yolanda Ambrosio, Víctor González, Santiago Vignote, Eduardo Tolosana, Isaac Martínez y Rubén Laina, Ingenieros de Montes.

Los últimos diez años han sido económicamente muy variados, con un ciclo alcista de gran envergadura y una profunda crisis aún sin salvar. Como consecuencia, y por la relación entre los aprovechamientos forestales y la industria, se ha vivido una situación cambiante que ha dejado avances importantes en la ejecución técnica del aprovechamiento, pero ha mantenido muchos problemas estructurales, agudizados por las dificultades financieras de las empresas de este subsector.

Políticamente se ha consolidado la falta de interés en la explotación y la dominancia del enfoque social. Esto, generalmente perjudicial para los aprovechamientos, abre sin embargo ahora una interesante oportunidad: el interés por reactivar la economía, proporcionando mano de obra que absorba en parte el excedente no cualificado abandonado por la construcción. Algunos ojos se vuelven hacia el sector forestal y a la potencialidad de los montes como solución.

Para ser positivos, empezaremos por lo que ha mejorado en los últimos años:
- Ha aumentado la mecanización y se ha renovado un parque de maquinaria que era muy anticuado. Varias comunidades autónomas tienen líneas de subvenciones con ayudas de hasta el 35% del precio de compra. Esta ha sido la medida de apoyo al sector mejor valorada por parte de las empresas. Se han adquirido, sobre todo, cosechadoras, autocargadores y maquinaria específica de aprovechamiento de biomasa. La cuantificación de ayudas concedidas entre los años 1996-2006 aparece en la tabla 1 en sus cifras más destacadas. Puede entenderse mejor la relevancia de estas acciones
sabiendo que un 30% de las empresas de explotación forestal en Galicia han adquirido maquinaria con subvención, principalmente cosechadoras forestales, y prácticamente todas las empresas en Asturias han adquirido nueva maquinaria. Esta adquisición de máquinas nuevas en todo el norte de España y en Castilla y León implica una clara mejora en el impacto de las operaciones, aunque también implica trabajar de forma continua para hacer frente a los costes financieros. Los elevados costes de amortización de la maquinaria no permiten pararla en ninguna época del año.

- Ha aparecido un nuevo tipo de empresas de aprovechamientos que presta servicios a otras, sumándose al rematante tradicional y a las empresas de transformación de la madera que realizan los aprovechamientos. Suelen ser subcontratados como autónomos (siendo muy destacable el caso de los maquinistas propietarios de cosechadoras) y se centran en la ejecución de la explotación por su menor capacidad financiera para realizar compras de madera en subastas. La mayoría de los implicados, sin embargo, le dan a este viraje un carácter temporal, ya que cree que en cuanto se vean más desahogados volverán a trabajar de forma independiente.

- Las comunidades autónomas, por fin, planifican mejor sus cortas anuales, y así las empresas y las industrias saben cuánta madera se va a cortar en un año y cómo organizar y programar las compras. Esto, junto con la mencionada falta de liquidez de algunas empresas ejecutoras, ha provocado un positivo cambio en la opacidad del mercado de las subastas, siendo menores en número y efecto los pactos previos para fijar precios de licitación.

- Las empresas de tamaño grande han aumentado su eficacia en la lucha contra la siniestralidad laboral, dando formación a sus empleados e investigando en equipos y materiales adecuados para el trabajo en condiciones duras. Se ha logrado que disminuya el número de accidentes. Sorprendentemente, parece que los trabajadores inmigrantes, una vez superado el problema del idioma, cumplen mejor las medidas de seguridad, en el sentido de que se ponen los EPI y no se los quitan a lo largo de la jornada laboral. Esto es muy destacable, ya que hasta que se desencadena la crisis en el año 2008, la dificultad de encontrar mano de obra era grande, y se intentaba solucionar con inmigrantes, sobre todo en los puestos de motoserristas y apiladores. La dureza del trabajo no ha ayudado a que en momentos de elevada demanda en la construcción se cubriera la necesidad del subsector de aprovechamientos, habiéndose dado casos de motoserristas, y sobre todo apiladores, que abandonaban su puesto de trabajo tras un solo día de labor. Los ejemplos de aviones fletados con personal más experto polaco o rumano con el compromiso de trabajar en el sector durante un año son de sobra conocidos y proporcionan una muestra llamativa de las soluciones buscadas.

¿FICIÓN O REALIDAD?

Érase una vez un motoserrista de una zona con gran tradición forestal que comenzó en este sector desde muy joven, le gustaba el monte, le gustaba su trabajo. Pensaba y creía que lo que hacía lo hacía bien, y que mucha gente ni puede, ni se atreve, ni vale para trabajar en esto. Eso sí, ya hace diez años, cuando empezó a trabajar en el sector, la vecina, el amigo, el hijo de su primo, muchos, por no decir casi todos, le decían que mataba árboles.

En 2010, tras continuar trabajando y cuidando del monte, él, que iba todos los días a trabajar, con el frío, la nieve o la lluvia, y que estaba una media de nueve horas en el monte, seguía teniendo que soportar que la gente, que sólo pasa por el monte un ratito el fin de semana, le dijera lo mismo de siempre.

Debido al elevado riesgo que suponía su trabajo quiso hacerse un seguro de vida, por aquello de no dejar a la familia en su caso en situación muy precaria. Las aseguradoras le cobraban una prima tremenda, “no hay estadísticas de accidentes” le decían, por lo que tuvo que descartar esta idea y continuar velando por su integridad, como siempre.

El motoserrista decidió gastar sus ahorros, hipotecar su casa, su garaje, quiso hipotecar también sus tierras pero el banco no tuvo ningún interés, y se compró una cosechadora. ¿Por dónde se coge esto?, es lo primero que pensó. Finalmente la zona donde trabajaba se declaró parque nacional y él se divorció.

- El aprovechamiento de la biomasa forestal ha surgido con fuerza, y es tanto un aumento de los usos de los recursos forestales como una oportunidad importante de trabajo. Lógicamente, plantea retos a superar, especialmente la necesidad de inversión en compra de equipos adecuados para el tratamiento y transformación de la biomasa con la dificultad que esto conlleva en un mercado en desarrollo no consolidado. En estos últimos años algunas empresas han colaborado con centros de investigación en líneas de desarrollo de tecnología adecuada para la recogida de biomasa, patentándose algunas máquinas muy interesantes (empacadoras de TRABISA, MONRA, Marinero-SERRAT, etc.).

La parte negativa, es decir, algunos de los problemas más destacables que no se han resuelto en este periodo, incluiría los siguientes epígrafes:
- Las estadísticas del sector son inadecuadas, imprecisas o no existen. Si se desconocen los problemas con cifras no se pueden afrontar las soluciones, ni argumentar técnica o políticamente, ni reivindicar ayudas ni proponer acciones para desarrollar el sector. A continuación se detallan dos ejemplos concretos:

o El número de empresas, la facturación y los empleos que genera el sector forestal son imprecisas. Es difícil disgregar las estadísticas específicas sobre empresas de aprovechamiento forestal, ya que los datos aparecen junto a otras con mayor número de trabajadores y de facturación.

o El número de siniestros laborales del sector también se desconoce. Algunos se registran de forma errónea, otros no se notifican a las autoridades laborales, y en ocasiones los accidentes no cuentan, ya que la ley de seguridad y salud sólo contempla los accidentes por cuenta ajena, cuando son muchas las empresas de autónomos que ejecutan los aprovechamientos.

- Las empresas de aprovechamientos siguen siendo fundamentalmente micropymes (con menos de 10 trabajadores). Y aunque esto no es necesariamente malo, debe entenderse que limita mucho la disposición de capital para inversiones, la formación de los trabajadores, la capacidad de gestión de los técnicos (que muchas veces ni existen) y el peso social y político que tienen. El perfil de estas empresas, en definitiva, conlleva una negativa falta de formación adecuada dentro de los programas de formación profesional. Además, las asociaciones profesionales que agrupan empresas de aprovechamientos forestales incluyen también otras de transformación de la madera, diluyendo así sus reivindicaciones entre distintas problemáticas. Un resumen de las dificultades de las empresas de aprovechamientos puede verse en la figura 1.

- Sigue existiendo escasez de mano de obra y de personal con formación. La necesidad de planes formativos adecuados es una tarea pendiente. El aumento de la mecanización, además, hace prever que el perfil del trabajador del futuro exigirá, en buena parte, presencia de informática en la maquinaria, interconectividad con sistemas geográficos, visuales y operativos, trasvase de datos por interfaces múltiples, conectividad a redes y dispositivos digitales, etc. Integrar este perfil en un sector poco formado no será tarea fácil.

- Socialmente, el valor del subsector sigue siendo desconocido y malinterpretado. Políticamente, las Leyes de Montes de 2003 y 2006 han establecido leves variaciones en el aprovechamiento, pero es en el ámbito autonómico donde más normativa, buena y mala, se ha elaborado. Ya se ha citado que la falta de libre concurrencia en el mercado se ha amortiguado, aunque no haya desaparecido. También la ejecución de las explotaciones implica el conocimiento de crecientes directrices no siempre lógicas o comprensibles y casi nunca armonizadas entre CC.AA. Aun así, el aprovechamiento no debe temer que se le restringa en lo justificado, y la irrupción de la certificación forestal o los sistemas de calidad han de integrarse entendiendo que deben implicar un compromiso de gestión, es decir, una garantía de que, cumpliendo esos requisitos, habrá un argumento de peso para evitar que se impida la ejecución de las cortas, al significar precisamente lo contrario, es decir, una garantía política y un compromiso social de todos los sectores críticos de que se está explotando conforme a la ley y en una manera socialmente aceptada. Sería bueno profundizar en este concepto de blindaje de la faceta productora de los montes. El mensaje social y político debería ser que un monte mejora con la realización sostenible de las cortas, y que su falta de ejecución pondría el futuro de ese monte en riesgo grave.

Las empresas de aprovechamientos siguen siendo fundamentalmente micropymes (con menos de 10 trabajadores). Y aunque esto no es necesariamente malo, debe entenderse que limita mucho la disposición de capital para inversiones, la formación de los trabajadores, la capacidad de gestión de los técnicos (que muchas veces ni existen) y el peso social y político que tienen.

Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Especial: Evolución de los aprovechamientos forestales en los diez últimos años.”
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