Epinotia subsequana HM., oruga minadora de los abetos.

Oruga pequeña (Foto: Victor Pérez Fortea).

DESCRIPCIÓN.
Epinotia subsequana HW. es un lepidóptero minador de acículas, perteneciente a la familia Tortricidae, que se alimenta en estado de larva y adulto principalmente de las especies del género Abies.
Los adultos, que vuelan en el mes de abril, son pequeñas mariposas de color ocre con una longitud no superior a los 10 mm y una envergadura alar de 25 mm aproximadamente.
Las hembras realizan la puesta, unos 20-25 huevos, en el haz de la acícula, muy cerca de su inserción en el ramillo. Los huevos se disponen aislados o formando grupos de hasta tres unidades.
La oruga al nacer es de color pardo amarillento, tornando a verde conforme aumenta de tamaño. En sus últimas fases alcanzan un tamaño de aproximadamente 8 mm, cuando adquiere un color verde intenso.
Este insecto se detectó en España por primera vez en el año 1994, siendo relativamente frecuente en el centro y norte de Europa.

CICLO BIOLÓGICO.

El vuelo de este lepidóptero comienza tras abrirse los brotes foliares del año y finalizar el periodo de heladas continuas, generalmente para el mes de abril. Resulta fácil de detectar en las masas afectadas por la presencia de nubes de mariposas en las ramas bajas de los árboles.

Puesta de huevos sobre una acícula (Foto: Rodolfo Hernández Alonso).

Una semana después de observar los primeros huevos aparecen las larvas, lo que suele suceder a finales del mes de abril y primeros de mayo. La oruga al nacer comienza a alimentarse de los ápices de las acículas, y, posteriormente, realiza un orificio en el envés, a través del cual penetra para alimentarse de su interior.
Las orugas se vuelven más voraces en el mes de junio, coincidiendo con el endurecimiento y la elongación total de las acículas. Durante este periodo se pueden encontrar orugas de forma, color y tamaño diferentes. Una vez alcanzado un cierto desarrollo, comienzan a minar las acículas desde el exteriór, alimentándose únicamente de los brotes nuevos existentes.
Alcanzado su máximo desarrollo larvario, las orugas se dejan caer al suelo desde los árboles y se entierran ligeramente, preparándose para realizar las pupas. En este estado pasarán el invierno hasta emerger a mediados de abril del año siguiente los adultos de la nueva generación.

Daños producidos por la alimentación de las orugas, orificios (Foto: E.Martín Bernal).

DAÑOS.

Los daños provocados por este lepidóptero son originados por su alimentación en estado de oruga. Ésta efectúa un agujero en la acícula por donde introduce la cabeza y parte del cuerpo realizando una galería en el interior de la misma. La acícula suele presentar un único orificio, y comienza a secarse desde el ápice hasta cerca de la base.
Sus ataques suelen disminuir enormemente el vigor del árbol afectado, haciéndolo más susceptible al posterior ataque de escolítidos o al efecto de periodos climáticos adversos.
Los daños causados por este insecto se caracterizan por la abundancia de acículas rojas (minadas y secas) a finales del verano. Los brotes del año pueden ser también perforados, tras lo cual se secan y acaban cayendo.

Fuerte defoliación en arbolado adulto de Abies alba Miller (Foto: E.Martín Bernal).

MÉTODOS DE CONTROL.

Existen numerosas citas de este insecto en Europa, donde ha ocasionado importantes pérdidas económicas en repoblaciones de arbolado joven y en poblaciones comerciales de árboles de Navidad, Únicamente en este último caso se conocen experiencias de tratamientos con antiquitinizantes y Bacillus thuringiensis, obteniéndose buenos resu Itados.

En nuestros abetares pirenaicos la tendencia en todos los casos ha sido la recuperación natural de los mismos sin necesidad de ningún tratamientó.

Enrique Martín Bernal
Ing. Téc Forestal
D.G.A.-Unidad Sanidad Forestal. Zaragoza