Recuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente.
Antonio López Lillo, Ingeniero de Montes, Presidente de Honor de EUROPARC-España.
La memoria es un gran armario donde se almacenan nuestros recuerdos, que muchas veces conviene desempolvar para traer a nuestros días y rememorar otros tiempos. Es como echar la vista atrás para visualizar acontecimientos de otras épocas, así como intentar analizar y comprender nuestra relación con otras personas. Es evidente que todo ello se hace con la forma de pensar actual y con la perspectiva y conocimientos adquiridos durante todo ese tiempo.
Traigo a colación todo esto impulsado por noticias e informaciones que se han venido prodigando últimamente con la conmemoración de la desaparición del inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente. No solamente ha habido artículos, programas, actos recordatorios, publicación de una biografía, etc., sino que Televisión Española ha repuesto la que es sin duda su mejor obra de divulgación: “El hombre y la tierra”.
He seguido con interés todo lo acontecido y cuanto se ha lanzado por los diferentes medios de comunicación, habiéndome extrañado que en ningún momento se abordara la importante relación que tuvo Félix con el mundo forestal y los forestales encargados de su gestión y custodia.
Por todo ello he intentado abrir mi armario memorístico para buscar la vinculación y el contacto que tuvo el gran Félix con el personal forestal en su trayectoria por las tierras hispanas. Igualmente, intentaré transcribir lo que pensaba, según pude detectar, acerca de la labor de los forestales en el mantenimiento de las áreas boscosas.
Solamente me referiré a los casi tres años en los que tuve la satisfacción de compartir muchos momentos con este singular defensor y eficaz divulgador de la naturaleza española.
A mediados del año 1974 se inició mi relación personal con Félix, al que ya conocía a través de los programas que había hecho sobre la conservación de la fauna de Venezuela y que Televisión Española había
emitido.
Una mañana vino a la Subdirección de Protección de la Naturaleza del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), ubicada entonces en la zona de Puerta de Hierro. Comentó que tenía la idea de dedicar el programa “El hombre y la tierra” de TVE a la fauna española, y que consideraba imprescindible la ayuda y colaboración de los forestales, por los que tenía gran admiración, como pude comprobar más adelante. Necesitaba que se le facilitasen animales, territorios donde filmar y apoyo de los forestales de esos territorios. Igualmente hizo saber la importancia que le daba al Organismo oficial que se preocupaba por salvaguardar la valiosa naturaleza española.
La propuesta me pareció interesante, máxime cuando en aquellos momentos el ICONA acababa de iniciar su andadura oficial sobre la conservación de la naturaleza. La realización de este proyecto podría suponer un mayor conocimiento de la labor de este Organismo de reciente creación, todavía poco conocido por la sociedad. Una persona del carisma de Félix podría venir muy bien para que el público en general supiese mejor la labor que se estaba realizando.
La petición cuajó, y se plasmó en un convenio entre el Ministerio de Agricultura, responsable del ICONA, y el Ministerio de Información y Turismo, responsable de Televisión Española. El documento correspondiente se firmó una tarde en la sede del Ministerio de Información y Turismo, en el Paseo de la Castellana (actual Ministerio de Defensa), por el titular de este Ministerio, León Herrera Esteban, y por el de Agricultura, Tomás Allende y García Baxter.
A partir de entonces, el ICONA se dispuso a proporcionar toda la ayuda necesaria para el buen desenvolvimiento del proyecto.
Se buscó una finca donde realizar la mayoría de las filmaciones. La elegida estaba situada en la Hoz de Pelegrina (Guadalajara), por donde discurre el río Dulce, y el ICONA se la alquiló al Ayuntamiento de la localidad. Esta finca ha tenido suma trascendencia en la declaración del Parque Natural del Barranco del Río Dulce en el año 2003, por la Comunidad de Castilla-La Mancha, donde en su memoria se ha erigido el mirador de Félix Rodríguez de la Fuente.
Se comunicó a los diferentes Servicios Provinciales el alcance de este convenio, que suponía que tendrían que prestar su colaboración a la filmación de las secuencias que se llevasen a cabo, facilitar los terrenos necesarios, así como el apoyo del personal a aquéllos adscritos. Además, los Servicios Provinciales que dispusiesen de granjas cinegéticas (perdices, conejos, venados) o bien tuviesen reservas de fauna protegida (lince, oso, avutarda, urogallo) debían apoyar el acuerdo.
De igual manera, se pusieron a disposición de Félix las diferentes aves rapaces que mantenía el ICONA en las instalaciones de la Casa de Campo de Madrid, y se encomendó a Pedro Ceballos Jiménez hacer de enlace con el personal de los diferentes Servicios Provinciales para facilitar todo lo que fuera necesario para las filmaciones.
A partir de entonces, la relación con Félix fue intensa y fructífera. Prácticamente todas las semanas telefoneaba informando sobre las filmaciones que iba a realizar, los lugares donde se llevarían a cabo y los animales que precisaba que le fueran proporcionados, con el fin de tomar las decisiones oportunas.
Tuve la ocasión de hacer diferentes viajes con él para visitar lugares de filmación y reservas de fauna: La Pelegrina, el Hosquillo (osos), Quintos de Mora (linces), etc.
Una vez llevadas a cabo las primeras filmaciones en la finca de La Peregrina, y finalizado el arriendo, el alcalde, acaso en vista del éxito logrado, deseó elevar el precio. En un principio el ICONA no estuvo dispuesto, y se buscó otro lugar más económico, pensándose en el término municipal de La Vereda, que era propiedad del ICONA, y en aquellos momentos las casas del pueblo se estaban cediendo a un grupo de arquitectos que las habían solicitado para restaurarlas y habitarlas. Viajamos a esta localidad con el fin de localizar a un paraje adecuado para las filmaciones, pero a Félix no le pareció buen sitio. En definitiva, que tuvimos que acceder a las pretensiones del alcalde de La Pelegrina.
Éstas son algunas de las circunstancias que esconden las credenciales ”con la colaboración del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza”, que pueden leerse entre los títulos que acompañan el comienzo de cada programa de la serie. Una colaboración que, a mi juicio, fue imprescindible para poder llevar a cabo con satisfacción estas filmaciones, pues permitió poner a su disposición territorio, animales y, especialmente, personal forestal especializado (Ingenieros y Guardas Forestales).
Es evidente que Félix era consciente de la importancia de la colaboración y de la valía de la familia forestal.
Asimismo, Félix Rodríguez de la Fuente le prestó su ayuda al propio ICONA. El Organismo llevaba poco tiempo funcionando y se necesitaba hacer un gran esfuerzo para que lo conociese la sociedad del momento. Sirva como ejemplo la Ley de Espacios Naturales Protegidos de 1975. En aquellos tiempos se estaba preparando una ley exclusiva para la conservación de los espacios naturales. Una vez redactada, tuvo grandes dificultades para su aprobación en Las Cortes, pues dos Procuradores no estaban de acuerdo, especialmente por proponer la figura de Parque Natural (paradójicamente, la más importante en estos momentos para nuestro país). Hubo que efectuar una campaña en favor de dicha ley, y Félix prestó todo su apoyo y entusiasmo a la tarea. Recuerdo de entonces una mesa redonda para presentar la ley a los medios de comunicación en el antiguo Club de Prensa, en la calle Pinar.
Mi contacto con Félix Rodríguez de la Fuente me permitió apreciarlo y admirarlo, tanto por sus conocimientos como por sus valores humanos.
Tenía un don especial para la transmisión de sus ideas, porque era muy convincente, pues creía firmemente en todo lo que hacía. Irradiaba una fuerza tan intensa en sus exposiciones que las hacía muy atractivas a la vez que persuasivas. Recuerdo haberle comentado en numerosas ocasiones: “lo que haces, lo haces muy bien, y además la gente se lo cree, lo que es muy importante”. Por eso se puede decir que fue un pionero en los temas de educación ambiental, y sobre todo, en defensa de la naturaleza, y hasta el momento nadie ha podido alcanzarlo ni sustituirlo en su buen hacer como divulgador de la misma.
En conversaciones relacionadas con temas forestales, valoraba la protección del territorio que había propiciado el Catálogo de Montes de Utilidad Pública, y era consciente de la gran importancia que había supuesto la restauración forestal, con la enorme labor repobladora de masas boscosas en lugares degradados. Le asombraba lo arduo que habían sido los trabajos de estos Ingenieros en momentos difíciles, con escasos medios y en zonas que presentaban grandes dificultades.
Pienso que todos los forestales, y en especial aquellos que tenemos un sentimiento especial por la conservación de la naturaleza, debemos rendir homenaje y tener presente siempre la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, que al lema forestal “saber es hacer” aportó el de “hacer saber”, tan importante en nuestro mundo.
Es evidente que Félix era consciente de la importancia de la colaboración y de la valía de la familia forestal. Una colaboración que fue imprescindible para llevar a cabo con satisfacción sus filmaciones, pues permitió poner a su disposición territorio, animales y, especialmente, personal forestal especializado (Ingenieros y Guardas Forestales).
Asimismo, Félix Rodríguez de la Fuente le prestó su ayuda al propio ICONA. Sirva como ejemplo la Ley de Espacios Naturales Protegidos de 1975. Hubo que efectuar una campaña en favor de dicha ley y Félix prestó todo su apoyo y entusiasmo a la tarea.
Artículo completo con fotografías (páginas de la revista) “Historia de la comunicación de la naturaleza: Recuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente.” |