Reticulitermes lucifugus en viga de pino (Foto: E. Martín Bernal)

Reticulitermes lucifugus en viga de pino (Foto: E. Martín Bernal)

 

DESCRIPCIÓN.
Las termitas son isópteros, que viven en comunidad y que se alimentan de celulosa. Las termitas llevan muchos millones de años trabajando en el globo terrestre y constituyen la comunidad de insectos más antigua que se conoce.
Su clasificación entomológica podemos resumirla como insectos pertenecientes a la subclase Pterygota y orden Isoptera. La especie más representativa es Reticulitermes lucifugus, Rossi. Su vida es gregaria y muy parecida a la de las hormigas, distinguiéndose tres castas bien diferenciadas:
- La pareja fundadora, constituida por un macho y una hembra. Son individuos sexuados, sin alas y de un tamaño algo mayor que el resto. Su misión es la reproducción de la especie. Hay termes que son capaces de poner más de cuatro mil huevos diarios y más de diez millones al año.
- Individuos sexuados funcionales. Ápteros, son los que en determinadas épocas abandonan los nidos para dar lugar a nuevas colonias.
- Individuos sexuados y no funcionales y apteros, formados por obreros y soldados. Son machos y hembras indistintamente.

Reticulitermes lucifugus caminando hacia el nido (Foto: E. Martín Bernal)

Reticulitermes lucifugus caminando hacia el nido (Foto: E. Martín Bernal)

CICLO BIOLÓGICO Y DAÑOS.
Las termitas son seres casi indefensos, blandos y sin aguijón ni ningún otro medio de defensa. El tan fundado temor que les tenemos se debe a su inevitable necesidad de alimentarse de celulosa, lo que les hace el más potente agente destructor de madera de bosques, plantaciones y edificios. Para transformar la celulosa, utilizan unos protozoos que viven en su tubo digestivo, que desmenuzan mecánicamente. También ingieren quitina de los hongos de la madera y de los que se producen cuando los individuos de su propia colonia enferman o mueren.
El nido se halla siempre en el suelo, donde existe la humedad y la temperatura necesaria para su desarrollo. Pueden estar separados 50-100 metros de la zona donde actúen los termes y normalmente en lugares donde han quedado restos de maderas enterradas, como pueden ser los tocones de árboles viejos. Desde este lugar se trasladan subterráneamente hacia el maderamen de los edificios en busca de alimento.
Las termitas atacan principalmente a la madera de pino, horadando en el interior galerías en dirección a la fibra, pero respetan siempre una delgada capa exterior de madera para que no exista ningún signo aparente que revele su presencia, hasta que la madera atacada se rompe por no resistir la presión. Destruyen, por consiguiente, el maderamen de los edificios, los postes de líneas de electrificación y en general toda clase de madera que esté en contacto con el suelo. Es fácil encontrar en los montes árboles muertos o muy deprimidos en los que Reticulitermes realiza su ciclo vital, aumentando de esta forma su población.

Distintas castas de Reticulitermes lucifugus (Foto: E. Martín Bernal)

Distintas castas de Reticulitermes lucifugus (Foto: E. Martín Bernal)

MÉTODOS DE CONTROL.

La medida más eficaz en su lucha consiste en primer lugar en el saneamiento del inmueble afectado, para lo cual se procederá con un punzón a pinchar todas las zonas maderables para localizar las galerías realizadas por los insectos. Se deberá anotar en un plano detallado las zonas afectadas. Este reconocimiento servirá para hacer una valoración horizontal y vertical de los focos. En numerosas ocasiones existen nidos secundarios situados en el interior de los edificios que sirven como zona de avituallamiento para los insectos.
Además, se debe combatir utilizando la desinfección del suelo por inyecciones múltiples, método que consiste en abrir agujeros con un perforador neumático de 35 cm de profundidad y 2 cm de diámetro. En estos agujeros se introducirán productos químicos autorizados contra este insecto.
Se aislaran también todos los muros de carga y pilares para crear una barrera tóxica que impida el paso de las termes, tapando con posterioridad todas las zonas descubiertas.
En la actualidad existen métodos alternativos a la lucha convencional. Se trata de la colocación de puntos cebo donde las termitas son atraídas por alimentación y por la emanación de feromona. Este producto está mezclado con insecticidas que inhiben la formación de quitina, que al ser consumido por las obreras, es transportado al nido. Allí, las larvas y la reina se alimentarán de esta comida tratada, y poco a poco la población de termitas desaparece, mermando la colonia, ya que no hay individuos que la alimenten.
Estos nuevos sistemas no persiguen erradicar la especie, ya que la termita es un insecto que desempeña un papel ecológico importante, participando en la degradación de la madera muerta, especialmente en zonas forestales.

Enrique Martín Bernal
Ing. Téc Forestal
D.G.A.-Unidad Sanidad Forestal. Zaragoza

FICHA Nº10 Reconocimiento y detección de termitas. Daños y control.
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