El águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) en el parque natural del Alto Tajo. Esfuerzos por la conservación de una rapaz en peligro de extinción.

Aguila perdicera en el parque natural del Alto Tajo Esfuerzos por la conservacion de una raaz en peligro de extincion F2Ángel Vela Laín, Ingeniero Técnico Forestal, Director Conservador del Parque Natural del Alto Tajo, Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, Consejería de Industria, Energía Y Medio Ambiente, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Fotografías: Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

El Parque Natural del Alto Tajo alberga una comunidad faunística muy diversa, pero es el grupo de las aves rupícolas el que destaca del resto, tanto por su vistosidad como por el buen estado de conservación de sus poblaciones. De estas rapaces, es el águila perdicera, por su escasez, la gran protagonista de los esfuerzos de conservación llevados a cabo por el Parque Natural desde el año 2001.

El águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) se incluye dentro del grupo de las grandes águilas ibéricas, siendo de todas ellas la de menor tamaño, con unas dimensiones que oscilan entre los 1,6 m de envergadura y 2 kg de los machos a los 1,75 m de envergadura y 3 kg de las hembras. Se trata una especie exclusivamente cazadora, no consume carroña y se alimenta, pesar de su nombre, fundamentalmente de conejo, palomas y otras aves de mediano tamaño.

Esta especie se organiza en parejas, que regentan un territorio en el que podemos distinguir dos tipos de hábitat: el de nidificación y el de alimentación. Para nidificar, el águila perdicera selecciona zonas de media y baja montaña de clima mediterráneo, situando sus nidos en las más tranquilas e inaccesibles paredes y congostos rocosos. Sin embargo, para capturar sus presas recorre cíclicamente pastizales, cultivos y bosquecillos que circundan los roquedos de nidificación.

A nivel mundial, el águila perdicera se distribuye por la zona paleártica de Europa y Asia, desde el litoral mediterráneo hasta la India. En Europa, el 75% de la población  de la especie se concentra en la mitad sur de la península Ibérica. Las poblaciones ibéricas vienen experimentando un acusado declive, pasando de unas 750 parejas en 1990 a unas 600 en 2008. En el caso de la provincia de Guadalajara ha pasado de las 16 en 1990 a las 13 parejas en 1996. Desde entonces, esta preocupante evolución se ha estabilizado. Y fue esta tendencia la que propició su inclusión en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, dentro de la categoría “En Peligro de Extinción”, siendo la única especie animal presente en el parque que encontramos en esta crítica situación. Como consecuencia de todo ello se están realizando una serie de acciones de conservación que se describen a continuación.

PROBLEMÁTICA DE LA ESPECIE Y MEDIDAS DE CONSERVACIÓN APLICADAS.
Son varias las causas del acusado declive de esta rapaz mediterránea, y todas ellas tienen que ver con la relación del hombre con el medio. Enumeramos las más significativas: la electrocución en tendidos eléctricos, la disminución de las poblaciones de presas (conejo y paloma, fundamentalmente), las molestias en época de reproducción y, por último, la persecución directa del ave. Esta última fue la más importante hasta los años 90 y, aunque ha disminuido, aún sigue existiendo.
Deterioro de los hábitats y escasez de presas.
Otro de los problemas que encuentra la especie es la disminución de presas debido a la mengua de las poblaciones de conejo, provocado principalmente por causa de la EHV, o enfermedad hemorrágica vírica, y la
mixomatosis. Esta situación se complica más si cabe debido al acusado despoblamiento rural que ha incidido en la disminución de palomares domésticos. Esta ausencia de presas es una de las razones fundamentales de un acusado descenso cuantitativo de la reproducción y, por tanto, del envejecimiento de las poblaciones y la no renovación de territorios, que se han quedado vacíos debido a la muerte de los ejemplares adultos.

Para solucionar este problema existen varias líneas de trabajo. En primer lugar, y como medida de emergencia o a corto plazo, la alimentación suplementaria con conejos y palomas durante el periodo de reproducción. Otra iniciativa es la puesta en funcionamiento de varios vivares artificiales de conejos y palomares construidos en sus territorios de caza. Por último, y como medida más a largo plazo, se emprenderán líneas de gestión del territorio dirigidas a la mejora de hábitats para el aumento de las poblaciones naturales de conejos y aves de mediano tamaño; ello beneficiará tanto al águila perdicera como a las poblaciones de especies de caza menor y, por tanto, la práctica de ésta última.

Molestias durante el periodo de reproducción.
Las molestias por actividades humanas provocan la huida de estas recelosas aves, lo que tiene una gran incidencia -especialmente en el periodo de reproducción- por dos razones principales: por un lado, el abandono de huevos o de pollos, que puede provocar su pérdida, y por otro, no menos importante en territorios con escasez de alimento, el gasto innecesario de energías.

Para solventar estos problemas se regula el acceso a los entornos de nidificación más sensibles mediante la instalación de carteles informativos y la presencia de agentes medioambientales y de vigilantes en las zonas de mayor afluencia de personas.

Todas estas circunstancias ponen de manifiesto la gran fragilidad de la población ibérica de águila perdicera, así como la necesidad de emprender decididas medidas encaminadas a su conservación. Son en estas medidas en las que se está trabajando con gran intensidad en el Parque Natural del Alto Tajo, implicando a agentes medioambientales, a personal de campo, a asesores y a técnicos.

Electrocución.
Los tendidos eléctricos situados en zonas con escaso arbolado, y especialmente aquellos situados en puntos relevantes del relieve, son utilizados por el águila perdicera como posadero. Algunos de estos postes eléctricos presentan un diseño que propicia que el ave posada en ellos haga de “puente” ente los conductores y el propio apoyo metálico, produciéndose así su electrocución. Este problema se agrava en las zonas de caza y entorno de los nidos, así como en las denominadas zonas de dispersión juvenil. Estas últimas zonas son territorios con escaso arbolado y con gran abundancia de presas, principalmente conejos. En ellas se concentran las aves desde su primer año de vida hasta los 3 ó 4 años de edad, momento en el cual son individuos adultos y, por tanto, reproductores, y parten en busca de un territorio donde nidificar.

Para minimizar el riesgo de electrocución, desde 2002 hasta la fecha se han modificado multitud de apoyos de diseño inadecuado en el entorno de los territorios de nidificación del Parque Natural.

PROGRAMA DE MARCAJE Y RADIO-SEGUIMIENTO.
Con el fin de evaluar todas estas acciones de conservación, así como conocer el uso que esta especie hace del territorio, desde el año 2003 al 2005 se llevó a cabo un estudio de uso del territorio mediante técnicas de radio-seguimiento. El seguimiento por este sistema, realizado por agentes medioambientales del Parque Natural, de los ocho ejemplares proporcionó una valiosa información para la conservación de la especie. Una de las noticias más tristes que nos ha reportado dicho trabajo es la muerte por disparo de una hembra adulta en las cercanías de Alcalá de Henares (Madrid), en su viaje en busca de un lugar apropiado donde encontrar alimento durante los rigores invernales.

De hecho, durante el periodo de seguimiento, se constató la muerte de tres individuos adultos de un total de nueve individuos estudiados. Esta circunstancia implica una elevada mortalidad no natural de adultos debido a que estas aves abandonan sus territorios entre los meses de noviembre a enero y vuelan hacia zonas no protegidas.

Con el fin de minimizar este problema, que amenazaba seriamente a la población del Alto Tajo, se comenzó desde 2006 a realizar alimentación suplementaria en los meses invernales, para evitar así la emigración temporal de los adultos del territorio. Esta iniciativa ha tenido un efecto muy positivo en la población, ya que, debido a la reducción de la mortalidad adulta y al alimento proporcionado, ha triplicado sus tasas reproductivas. Por poner un claro ejemplo: una de las parejas que desde 1996 no había criado ningún pollo, desde 2005, con el comienzo de la alimentación suplementaria, ha criado cuatro: uno en 2006, otro en 2007 y dos en 2008. En la temporada de cría de 2009 se ha alcanzado el máximo de pollos nacidos hasta la fecha: seis pollos procedentes de las cuatro parejas que realizaron la puesta. En la consolidación definitiva de este aumento de la productividad ha sido determinante el empleo de cercones de alimentación suplementaria.

Páginas de la revista “Fauna de Castilla-La Mancha: El águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) en el parque natural del Alto Tajo. Esfuerzos por la conservación de una rapaz en peligro de extinción.”
Comparte:
  • Print
  • Digg
  • del.icio.us
  • Facebook
  • Mixx
  • Google Bookmarks
  • email
  • MySpace
  • PDF
  • RSS
  • Twitter
  • LinkedIn