Red Regional de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha.
Apostando por un futuro mejor, valorando nuestro patrimonio natural.
Miguel Ángel Rubio García, Ingeniero de Montes, Jefe del Servicio de Áreas Protegidas , Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Fotografías: Archivo Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha.
La Comunidad de Castilla-La Mancha, debido a su gran extensión y a su privilegiada situación geográfica, posee una enorme variedad de paisajes naturales. Altiplanicies, páramos y llanuras de interior contrastan con los paisajes montañosos de los Montes de Toledo, de Sierra Morena y de los sistemas Central, Ibérico y Prebético, conformando un gran número de espacios naturales caracterizados por su rica biodiversidad y su alto valor natural.
El camino recorrido para asegurar la conservación de este valioso patrimonio natural ha sido largo y fructífero. Cerca de dos millones de hectáreas, casi una cuarta parte del territorio de la comunidad autónoma, han sido protegidas e integradas en la Red Regional de Áreas Protegidas. Todo ello con el objetivo principal de proteger y conservar la riqueza natural y cultural de la región de forma compatible con su desarrollo sostenible.
En esta Red no sólo tienen cabida los más de un centenar de espacios naturales protegidos declarados por el Gobierno Regional hasta la fecha. La Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha también acoge los espacios naturales designados en la región para formar parte de la red global de espacios protegidos de la Unión Europea: la Red Natura 2000, así como otros lugares incluidos con la denominación de Zonas Sensibles por la normativa regional de conservación de la naturaleza, las áreas críticas y los refugios de fauna y de pesca.
La apuesta decidida de Castilla-La Mancha por la conservación de la biodiversidad se plasma en una red coherente de lugares que quieren configurar de forma ordenada la riqueza natural de esta región. Son actualmente 105 espacios naturales protegidos (Cuadro 1) entre parques nacionales y naturales, reservas naturales, monumentos naturales, microrreservas, reservas naturales, reservas fluviales y paisajes protegidos, lo que supone una superficie de unas 320.000 ha; sin olvidar el resto de las zonas incluidas en la red que suponen aproximadamente un 23% del territorio regional (aproximadamente 1.850.000 ha). Lo anterior se completa con 110 lugares designados (38 zonas de especial protección para las aves -ZEPA- y 72 lugares de importancia comunitaria –LIC-) que han pasado a integrarse en la Red Natura 2000, así como en la reciente creación del Organismo Autónomo Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, al que se ha encomendado su gestión. (Cuadro 2) .
No se debe olvidar que el diseño de esta Red ha sido fruto de una ingente labor de investigación, análisis y gestión por parte de un equipo de profesionales que han contribuido decididamente, desde la aprobación en 1995 del Plan de Conservación del Medio Natural, a cumplir uno de sus objetivos: el “establecimiento de la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha”.
Los criterios que se han seguido para la construcción de esta Red han sido los de elegir la mejor representatividad y estado de conservación de los valores naturales existentes en la región, señalar la importancia de conservar aquellas especies o hábitats amenazados, descubrir e identificar las singularidades, rarezas y enclaves únicos y participarlos a la sociedad. De la misma forma, se ha querido incluir en esta Red a aquellos paisajes agrarios tradicionales que han contribuido a la existencia y al afianzamiento de poblaciones de algunas de las especies animales más amenazadas de España.
En cualquier caso, no se ha tratado de establecer un sistema cerrado, de conservación exclusivamente, sino que se está tratando de involucrar a la población local para que se llegue a apreciar y redescubrir el verdadero tesoro con el que cuenta esta región.
AL DETALLE.
Después de analizar sucintamente la situación de las áreas protegidas, merece especial atención una reflexión sobre las razones que han llevado a unos espacios u otros a adoptar una figura concreta de protección. Claro está que todo esto no es fruto del azar, sino de una meditada decisión del planificador. No se trata de dotar al territorio de la mayor protección posible, sino de la adecuada. Es por ello, y en virtud de la normativa de conservación de la naturaleza de Castilla-La Mancha (Ley 9/1999, de 26 de mayo.- DOCM de 12 de junio de 1999, y su modificación, Ley 8/2007, de 15 de marzo.- DOCM de 5 de abril de 2007), se establecieron una serie de figuras que identificarían sin la menor duda los distintos lugares.
Entre las áreas naturales poco transformadas por la ocupación o explotación humanas, que en razón a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente, se encuentran los Parques Naturales. Castilla-La Mancha tiene el orgullo de contar con seis lugares de estas características, alcanzando una superficie estimada de unas 213.000 ha.
Son casi 22.000 ha la superficie que alcanzan los lugares dotados con la figura de Reserva Natural, espacios creados con la finalidad de proteger los ecosistemas, comunidades o elementos biológicos que, por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad merecen una valoración especial.
Siguiendo el repaso de las figuras que conforman la red de espacios naturales protegidos, cabe destacar la figura de la microrreserva. Esta tipología se ha utilizado para aquellos espacios naturales de pequeño tamaño que contienen hábitats raros o bien conforman el hábitat de poblaciones de especies de fauna o flora amenazadas, resultando especialmente importante su protección estricta. Dentro de estos espacios se han ido incluyendo bonales, hábitats salinos continentales de especial interés, lagunas interiores, lugares especiales por albergar especies de flora muy amenazadas y donde se requiere una protección estricta, refugios de Quirópteros, etc.
Representa la microrreserva una modesta figura, si atendemos a la superficie dotada de protección, aunque debemos entender su valor como pequeñas joyas naturales que se encuentran a lo largo y ancho del territorio.
Por otro lado, siempre se ha valorado la función que cumplen los cursos fluviales como corredores ecológicos y
verdaderos generadores de biodiversidad. Algunos de estos enclaves históricamente se han visto acosados por la
acción del hombre, aunque en algunos casos hemos sido capaces de descubrir algunos kilómetros casi vírgenes,
merecedores de se preservados. Así se entendieron las Reservas Fluviales, espacios naturales de carácter lineal que contienen ecosistemas dependientes de ríos y arroyos, de régimen permanente o estacional, y que el planificador ha considerado necesario proteger por el grado de conservación, la singularidad o la importancia global de su biocenosis o bien por la presencia de especies de fauna o flora amenazadas o de hábitats raros.
Otra figura de protección son los Monumentos Naturales, espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza. Se han declarado en Castilla-La Mancha 22 de estos espacios por diversas razones, aunque quizá requieran especial atención aquellos enclaves de origen volcánico que han sido los responsables de la configuración de parte del territorio castellano-manchego.
Y para terminar con el repaso de las figuras incluidas en la Red de Espacios Protegidos, se encuentran los Paisajes Protegidos y los Parajes Naturales, lugares concretos del medio natural que, por sus valores estéticos, culturales, paisajísticos o recreativos, son merecedores de una protección especial.
Aun así, y a pesar del esfuerzo que se ha llevado a cabo para conocer la existencia y localización de especies y hábitats de especial protección en Castilla-La Mancha, nuestra labor no ha llegado a su fin. Existen todavía nuevos lugares que descubrir y mostrar a la sociedad, y nos sentimos obligados a preservarlos para generaciones venideras. En cualquier caso, debemos tratar de abrir la mente y propiciar un cambio en la filosofía conservacionista pasada, para así seguir ubicando y dotando de protección a la biodiversidad y a la geodiversidad con independencia de su simple belleza paisajística.
![]() |
Páginas de la revista “Espacios Naturales Protegidos: Red Regional de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha. Apostando por un futuro mejor, valorando nuestro patrimonio natural.” |