El Parque Natural del Alto Tajo.
Raquel Ibáñez Martínez, Ingeniera Técnica Forestal, Directora Conservadora Adjunta, Parque Natural del Alto Tajo, Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha en Guadalajara. Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Fotografías del Archivo del Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha.
El Parque Natural del Alto Tajo se encuentra en el Sistema Ibérico, a caballo entre el sector suroriental de la provincia de Guadalajara y el nordoriental de la provincia de Cuenca.
La protección de este extenso espacio natural reconoce la excepcional importancia de uno de los sistemas de hoces fluviales más grandes de la región y uno de los más importantes de España, con gran diversidad geológica, climática y topográfica, que se encuentra en un excelente grado de conservación y que constituye una de las cumbres de la biodiversidad castellano-manchega.
La altitud y situación del Alto Tajo influyen decisivamente en su clima, caracterizado por las temperaturas frescas y por las moderadas precipitaciones. Son normales en la zona los inviernos rigurosos y fríos y los veranos cortos y suavizados por la altitud y la presencia de los cursos de agua, con unas precipitaciones que no suelen superar los 800 mm. Las zonas más frescas y húmedas se concentran en su tercio sureste, mientras que el tercio más occidental es más cálido y seco.
La red hidrográfica está conformada por el tramo alto del propio río Tajo, al que tributan numerosos afluentes directos e indirectos, entre los que cabe destacar los ríos Cabrillas, Bullones, Gallo, Arandilla, Salado, Ablanquejo, Hoz Seca y Tajuelo. Esta sucesión de cursos de agua configura un paisaje excepcional, en el que destacan los cañones y hoces fluviales, así como formas singulares de ladera, como cuchillos, agujas y monolitos sobre rocas calizas y areniscas rojas principalmente. Son también relevantes las parameras ocupadas por extensos y vetustos pinares. El agua, elemento protagonista de este espacio, ha condicionado el microclima, el relieve, la flora, la fauna e incluso los asentamientos humanos.
El Parque natural del Alto tajo se caracteriza por la gran diversidad florística que atesora, ya que dentro de sus límites vegetan cerca de un 20% del total de especies presentes en la flora ibérica. Esta enorme variedad es debido a dos circunstancias: por un lado, la compleja red de cañones, hoces, parameras y valles fluviales que abarca desde los 700 a los 1.890 m de altitud, así como los distintos tipos de suelos, lo que origina una gran variedad de nichos ecológicos. Si a esta circunstancia añadimos la estratégica posición biogeográfica del Parque, situado a caballo entre el sistema Ibérico y las estribaciones del sistema Central, podemos concluir que se trata de una encrucijada florística, donde debido a la variedad de nichos ecológicos anteriormente citada tienen cabida tanto especies típicamente pirenaicas como de los sistemas béticos y de las sierras levantinas.
En cuanto a la vegetación, son relevantes los extensos pinares. Existen grandes masas de pino silvestre, pino laricio y pino resinero, además de superficies más reducidas pero no menos valiosas de pino carrasco. Estas masas de pinares ocupan principalmente las cuestas de los valles fluviales y las zonas de mayor altitud. Vegetando bajo la cubierta de los pinares o formando masas puras encontramos quejigos, encinas y melojos. En la zona central del Parque, en las parameras calizas, encontramos los vastos sabinares de sabina albar, que presentan en esta zona alguna de las masas de esta especie mejor conservadas de Europa.
No tanto por su superficie como por su diversidad y sus valores como refugio de fauna y de protección contra la erosión de los márgenes de ríos y arroyos, destaca el bosque de ribera, que forma estrechas bandas de vegetación a lo largo de sus márgenes. En estas formaciones encontramos, entre otras especies, álamos negros y temblones, sauces, olmos, tilos, avellanos, aligustres y abedules.
Aparte de las masas boscosas con su diverso cortejo de especies arbustivas, se localizan en el Parque numerosas especies que han encontrado en salinas, turberas, charcas, lagunas, roquedos y gargantas angostas sus últimos refugios. Como ejemplo podemos citar a la solanácea Atropa baetica, el tabaco basto, y a la ranunculácea Delphinium fissum subsp. sordidum, que en ambos casos cuentan en el Parque con una de sus últimas poblaciones y que están catalogadas como especies “En Peligro de Extinción” en el Catalogo Regional.
La gran variedad de hábitats presentes en el Parque Natural del Alto Tajo, en conjunción con las extremadamente bajas densidades de población humana, han permitido la existencia de poblaciones animales en un excelente estado de conservación, constituyendo este espacio protegido uno de los últimos refugios para especies amenazadas de gran valor, como el águila perdicera.
Las numerosas paredes rocosas que coronan los cañones fluviales albergan excelentes poblaciones de rapaces rupícolas, como el águila real, el águila perdicera, el halcón peregrino, el alimoche, el buitre leonado y el búho real.
Además de aves, este hábitat está ocupado por pequeños grupos de cabra montés. Al amparo de las numerosas masas arboladas encontramos excelentes poblaciones de avifauna forestal, como azores, gavilanes, águilas calzada y culebrera, ratoneros, arrendajos, pájaros carpinteros como el pito real y el pico picapinos, así como pequeños pajarillos: piquituertos, herrerillos común y capuchino, carboneros, pinzones y verderones serranos, entre otros. Además, este ambiente y sus zonas adyacentes son el hábitat de gatos monteses, tejones, garduñas, comadrejas y alguna gineta.
Las masas arboladas son lugar de reposo y refugio de corzos, ciervos y jabalíes, que desde el ocaso hasta el amanecer se alimentan en los pastizales y zonas abiertas cercanas. Mucho más pequeños, pero no menos interesantes, son los invertebrados asociados a los pinares de pino silvestre y sabinares de altitud, como las vistosas mariposas Parnasius apollo y Graellsia isabelae.
Los cursos de agua que surcan el parque, caracterizados por la excelente calidad de aquéllas y buen estado de conservación de sus riberas y fondos, propician la presencia de una de las mejores poblaciones de nutria de la región. Además, albergan truchas, bogas y barbos, entre otras especies acuícolas. Por último, en algunos de los más recónditos cursos de agua todavía encontramos las últimas poblaciones de cangrejo de río autóctono, especie en fuerte regresión a niveles regional y nacional.
El Parque Natural del Alto Tajo cuenta con una importante infraestructura recreativa destinada al desarrollo del uso público. Las principales actividades recreativas que se desarrollan en el Parque Natural son el senderismo, el ciclismo de montaña, el piragüismo, la pesca, la caza, la escalada y los recorridos turísticos ligados al patrimonio histórico y cultural.
Entre los equipamientos interpretativos en la naturaleza destacan los recorridos de interés geológico desarrollados a través del proyecto GEORRUTAS, equipados con paneles divulgativos y puntos de experimentación que tratan de transmitir al visitante los singulares valores geológicos de la zona a través de uno de los equipamientos más innovadores en el ámbito de la geología en Europa.
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Páginas de la revista “Espacios Naturales Protegidos: El Parque Natural del Alto Tajo.” |