Parque Natural de la Serranía de Cuenca.

Parque Natural de la Serrania de Cuenca ENP3Nicolás Hernández Monero, Ingeniero de Montes, Director Conservador del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, Organismo Autónomo Espacios Naturales de Castilla-La Mancha en Cuenca,Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Fotografías: Archivo Organismo Autónomo Espacios Naturales de Castilla-La Mancha.

El Parque se sitúa en el nordeste de la provincia, incluyendo buena parte de la conocida Serranía Alta de Cuenca. Forma parte del Sistema Ibérico meridional.

Posee un clima predominante templado submediterráneo, propio del centro peninsular, pero con las peculiaridades propias de una zona de montaña, donde la altitud y la frecuencia de tormentas estivales reducen de forma notable la mediterraneidad.

La red hidrográfica está estructurada en dos cuencas: la cuenca del Júcar, que ocupa la mayor parte del territorio, contando con el nacimiento de este río dentro del Parque, y la cuenca del Tajo, en la mitad nordoccidental.

El principal humedal es el complejo palustre de Uña, que tiene su origen en el represamiento tobáceo del arroyo del Rincón.

El relieve de la zona está dominado por altas parameras o “muelas”, como las muelas de la Madera y la de Valdecabras, de sustrato litológico carbonatado, sobre las que se pueden apreciar los efectos del modelado kárstico, destacando las hoces y cañones, así como los lapiaces y los relieves ruiniformes o bogaces, denominados localmente “tormagales” o “ciudades encantadas”, siendo excelentes representantes a nivel nacional de estas formaciones la Ciudad Encantada de Valdecabras y Los Callejones de las Majadas.

Estas muelas están fragmentadas por algunos surcos intramontañosos (Tragacete, Uña, Valdemeca), donde se abren amplios valles a favor de
sustratos más erosionables, o bien están seccionadas por las denominadas hoces, cañones de erosión fluviokárstica de abruptas pendientes, con importantes escarpes, formados en las dolomías masivas turonenses.

El relieve de la zona se complica con la presencia del domo de la sierra de Valdemeca, gran estructura anticlinal donde afloran areniscas y conglomerados triásicos (rodeno) y rocas paleozoicas, que aportan una gran singularidad al conjunto por ser los materiales más antiguos dentro del parque natural.

Es de destacar en el territorio la gran continuidad y extensión que presentan las masas forestales, particularmente los pinares que dominan el paisaje vegetal, conformando una de las masas boscosas más extensas de España.

La diversidad florística de este territorio se ve muy ampliada por la presencia de numerosas hoces excavadas por los ríos, cuyas particularidades las han convertido en un importante refugio de flora eurosiberiana, con tilares de Tilia platyphyllos, muy escasos y acantonados en los barrancos más húmedos y umbríos, las acebedas de Ilex aquifolium, las tejeras de Taxus baccata y las tembleras de Populus tremula.

Las masas de pino negral o laricio (Pinus nigra subsp. salzmannii) de la serranía de Cuenca se encuentran entre las más extensas y mejor conservadas de toda la Península Ibérica. Estos pinares son los más abundantes en el parque, y dominan la zona occidental del mismo, donde ocupan los suelos calizos desde las zonas más bajas hasta los 1.400 m. Una especie muy rara que aparece en escasísimas poblaciones en estos pinares mesófilos es Atropa baetica, especie catalogada “en peligro de extinción”.

Los pinares de pino albar (Pinus sylvestris) forman la banda superior del bosque de los macizos montañosos del Sistema Ibérico, generalmente a partir de los 1.500 m, con masas extensas en el sector oriental del parque. En las cotas más elevadas y rocosas, los pinares son más ralos y se caracterizan por poseer un subpiso de sabinares rastreros de Juniperus sabina.

La presencia de las poblaciones ibéricas más meridionales de roble albar (Quercus petraea) de la umbría silícea de la sierra de Valdemeca es una de las singularidades florísticas del territorio.

Quejigares, encinares y sabinares albares completan el elenco boscoso, siendo más abundantes en altitudes medias del parque.

La elevada variedad de ambientes de montaña que alberga la zona favorece el desarrollo de una alta biodiversidad faunística. En su conjunto, la zona es particularmente importante para la conservación de la comunidad de aves que nidifican en escarpes, la comunidad de aves y mamíferos de pinares submediterráneos y la comunidad de peces de ríos de montaña, junto a las aves que pueblan sus riberas.

Se ha reconocido también un apreciable valor de conservación para la fauna troglodita, al menos para Quirópteros cavernícolas, y para algunos grupos de invertebrados como pueden ser los lepidópteros.

Entre otros mamíferos que sustenta el parque se destacan buenas poblaciones de Mustélidos: tejón (Meles meles), garduña (Martes foina) y nutria (Lutra lutra), y de carnívoros como el gato montés (Felix silvestris). Entre los Ungulados silvestres se debe resaltar la presencia de cabra montés (Capra pyrenaica), corzo (Capreolus capreolus) y venado (Cervus elaphus).

Los valles y cañones fluviales excavados por los ríos Júcar y Escabas y los numerosos cortados que existen en la zona permiten la nidificación de un elevado número de de aves rupícolas, como el alimoche común (Neophron percnopterus), con la mayor densidad de parejas reproductoras de toda la provincia, el águila real (Aquila chrysaetos), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el búho real (Bubo bubo) y el buitre leonado (Gyps fulvus). El águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) es la especie rupícola presente más rara y de mayor rango de protección.

En los ríos de toda la zona es frecuente el mirlo acuático (Cinclus cinclus), excelente bioindicador de la calidad de las aguas, acompañado de lavanderas (Motacilla spp.) y martín pescador (Alcedo atthis). En la laguna de Uña aparecen algunas aves acuáticas y palustres nidificantes singulares, como zampullín chico (Tachybaptus ruficollis) y cerceta común (Anas crecca).

Todos los ríos del parque tienen la consideración de aguas trucheras, constituyendo una de las mejores reservas de la apreciada trucha común (Salmo trutta), acompañada de algunos Ciprínidos autóctonos como barbo mediterráneo (Luciobarbus guiraonis), bermejuela (Achondrostoma arcasii) y cachuelo (Leuciscus pyrenaicus). La trucha común mantiene una de las escasísimas poblaciones genéticamente puras en el arroyo Almagrero o de la Herrería de los Chorros.

Páginas de la revista “Espacios Naturales Protegidos: Parque Natural de la Serranía de Cuenca.”
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